Nicaragua y Guatemala: cita con las urnas para elegir su destino

El camino no es fácil para ninguno
Para dos naciones centroamericanas, este domingo es decisivo. Sus ciudadanos, dentro de los más pobres de Latinoamérica, deberán elegir a su próximo mandatario, y aunque ya las tendencias parecen estar claras tanto en Guatemala como en Nicaragua, nunca se puede descartar una sorpresa.

El caso de Nicaragua

Agobiados por la pobreza, los nicaragüenses votarán el domingo para decidir entre la reelección del sandinista Daniel Ortega y cuatro opositores de derecha, en unos comicios presidenciales y legislativos que pondrán a prueba la credibilidad del cuestionado tribunal electoral.

Un total de 3.4 millones de nicaragüenses están convocados a las urnas para elegir al presidente y 90 diputados, tras una campaña electoral con apatía y denuncias de irregularidades.

La polémica de Daniel Ortega

Daniel Ortega, que gobernó de 1979 a 1990 y retornó al poder en 2007, aspira a ser reelecto como líder del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para un tercer mandato (2012-2017), pese a las críticas de opositores en torno a su candidatura.

El mandatario, próximo a cumplir 66 años, busca su reelección en virtud de un controvertido fallo de jueces sandinistas que determinaron inaplicable en su caso la prohibición de la reelección sucesiva establecida en la Constitución.

Ortega va a las urnas con alrededor del 50 por ciento de las intenciones voto, y, ante una oposición dividida, con una cómoda ventaja -de unos 18 puntos- sobre su inmediato rival, el empresario radial Fabio Gadea, del Partido Liberal Independiente (PLI), según sondeos.

En lejano tercer lugar, con un 11 por ciento, marcha el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2002), líder del Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha), quien tiene pactos políticos con Ortega desde hace más de una década. Los otros dos partidos de derecha en contienda tienen menos de uno por ciento de las intenciones de voto.

Los comicios presidenciales serán ganados por el candidato que logre un mínimo del 35 por ciento de votos, con una diferencia de cinco puntos sobre el segundo lugar, lo que hace prever una fácil reelección de Ortega.

El futuro gobierno tiene el desafío de reducir la pobreza que golpea al 45 por ciento de los 5.8 millones de nicaragüenses, y el subempleo, de un 53 por ciento, las dos principales preocupaciones de la población.

De la mano de Hugo Chávez

Ortega, aliado del presidente Hugo Chávez, se encamina a la reelección amparado en una popularidad que cosechó entre los pobres con planes de asistencia social que financia con millonaria cooperación que recibió de Venezuela.

Los comicios serán dirigidos por un Consejo Supremo Electoral (CSE) de magistrados en su mayoría proclives al FSLN, lo que hace temer a los opositores «fraudes» como los que denunciaron en los comicios municipales de 2008, ganados por el oficialismo.

«No veo que vayamos a tener ningún tipo de problema», afirmó el presidente del CSE, Roberto Rivas, y añadió que recurrirán a «las fuerzas del orden público contra quienes intenten desestabilizar el proceso».

Al cerrar su campaña, el gobernante pidió a los nicaragüenses acudir «sin miedo a depositar su voto con la seguridad» de que «va a ser respetado».

Unos 20 mil policías y soldados comenzaron a desplegarse por el país con antelación, para proteger a los funcionarios y centros de votación, asegurar el escrutinio y traslado de las urnas.

El proceso será supervisado por 200 observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).

‘Focos de tensión’

En los últimos días cientos de personas protestaron en distintos puntos del país por retrasos en la entrega de carnés de identidad. Observadores internacionales y la oposición denunciaron otras irregularidades.

«Han existido algunos focos de tensión» por retrasos en la distribución de cédulas y por la falta de «pluralidad política» en los miembros de las mesas -con marcada presencia del oficialismo-, indicó la OEA.

El proceso, que también elegirá a 20 miembros del Parlamento Centroamericano, cuenta con unos 20 mil observadores nacionales autorizados, vinculados en su mayoría al oficialismo, pues el CSE no acreditó a organismos independientes, que vigilarán los comicios por su propia cuenta.

Las mesas de votación, un total de 12,960, abren a las 07:00 locales (12:00 GMT) y cerrarán a las 18:00 locales (00:00 GMT). Después de esa hora se debe permitir votar si quedan electores en fila.

Esta es la séptima elección presidencial que celebra Nicaragua desde la revolución que, encabezada por el FSLN, derrocó hace tres décadas a la sangrienta dictadura somocista.

Tribunal rechaza irregularidades

En tanto, el CSE de Nicaragua rechazó que existan retrasos en la entrega de cédulas y otras anomalías, denunciadas por obsevadores de la OEA y opositores.

«Hablé con el jefe de la misión de la OEA, Dante Caputo y le expliqué que es difícil» que sus observadores hayan comprobado que la mitad de más de cuatro mil carnés que estaban en una oficina electoral del departamento de Matagalpa, no habían sido entregados, afirmó en rueda de prensa el presidente del CSE, Roberto Rivas.

La amistad con Hugo Chávez

Daniel Ortega, se apresta a una eventual reelección el domingo frente a cuatro opositores de derecha, en unos comicios marcados por su polémica candidatura y el millonario apoyo de su aliado venezolano Hugo Chávez.

Ortega, quien gobernó en toda la década de los 80, tras la revolución que derrocó a la dictadura somocista, volvió al poder en 2007 para un mandato de cinco años y aspira ahora a un tercero ante una oposición dividida que busca al menos aumentar su presencia en el parlamento.

Venezuela también es clave en una mejoría económica de Nicaragua – crecerá cuatro por ciento este año-, al que suministra petróleo con pago preferencial y financia proyectos como la construcción de una refinería.

Pese a su lealtad hacia Caracas y La Habana, y a su retórica anti-Washington, Ortega mantuvo un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos (que es su primer socio comercial) y el ajuste económico diseñado por los organismos multilaterales, y propició negocios para los empresarios.

«Democratizar el poder político y económico es fundamental. En eso todos somos responsables, en la búsqueda de un consenso» para crear riqueza que beneficie a los pobres, opinó el analista económico Mario Arana.

El proceso se tensó también por denuncias de irregularidades por parte de la oposición, que denunció «fraude» en los comicios municipales de 2008, ganados por el FSLN.

En vísperas de la votación y pese al silencio electoral vigente, el gobierno y sus rivales salieron en los medios con promesas y acusaciones mutuas. La oposición denunció que las autoridades electorales retrasan la entrega de cédulas a sus partidarios y de credenciales a sus fiscales.

Gane o pierda, es seguro que Ortega seguirá pesando en la política nicaragüense.
univision.com