Se agrava la crisis en torno a Silvio Berlusconi

Una reunión de emergencia del Consejo de Ministros de Italia, convocada para acelerar las reformas presupuestarias y calmar el revuelo bursátil, terminó el miércoles con más discusiones entre los socios de la coalición y pocos progresos. El encuentro finalizó sin nada concreto para que el primer ministro Silvio Berlusconi presente en la cumbre del G20 el jueves, en Francia, quien aún se enfrenta a una fuerte presión doméstica para que entregue el poder a un Gobierno de emergencia.

Un comunicado del despacho de Berlusconi no ofreció detalles de ninguna medida decidida en la reunión, que tenía por objetivo aliviar la presión del mercado en los bonos y acciones de Italia.

El gabinete fracasó en la aprobación de un decreto de emergencia y decidió en cambio añadir una serie de medidas, que aún deben ser detalladas, a la ley presupuestaria que actualmente se discute en el Senado. Roberto Calderoli, un ministro del socio en la coalición, la Liga Norte, dijo tras la reunión que estaba «totalmente decepcionado» por el fracaso en adoptar el decreto de emergencia.

Susanna Camusso, jefe del mayor sindicato comercial de Italia, el CGIL, señaló que el resultado significa que Italia debe asistir a la cumbre del G20 «sin un líder creíble y sin las decisiones que habían sido prometidas, pero no adoptadas».

El Gobierno dijo en un comunicado que el gabinete había «examinado un grupo de medidas urgentes para apoyar a la economía italiana» y habían aprobado una enmienda al presupuesto en línea con los compromisos que Berlusconi realizó la semana pasada a la Unión Europea en una carta. Pero no ofreció detalles, y fuentes del Gobierno dijeron que expertos técnicos trabajarían para elaborar la enmienda el jueves.

Las medidas incluirían exenciones tributarias para compañías del sector de infraestructura, una reducción de la burocracia para las empresas y pasos para promover las prácticas laborales para reducir el desempleo juvenil, dijeron las fuentes. No hubo acuerdo sobre temas más conflictivos como una reforma al mercado laboral o un impuesto a la riqueza.

Problemas internos

Mientras se propaga la turbulencia en los mercados, amenazando con una crisis mayor de la zona euro, el primer ministro se ha visto bajo una creciente presión de todos los bandos por su manejo de la crisis y su fracaso a la hora de aprobar reformas decisivas. «Es inútil hacer sacrificios para salir de la crisis si Silvio Berlusconi sigue a la cabeza del Gobierno», protestó Pierferdinando Casini, jefe del partido UDC, de tendencia de centro.

De su lado, el presidente Giorgio Napolitano, en una intervención muy inusual a última hora del martes, pidió al primer ministro que apruebe sin más retrasos las medidas prometidas hace tiempo. El mandatario indicó que estaba comprobando qué apoyo recibirían las medidas fuera de la coalición gubernamental de centroderecha.

El presidente no puede cesar a Berlusconi mientras tenga una mayoría, pero si aumentan las disensiones en la coalición y provocan una crisis parlamentaria en la que el Gobierno pierda una moción de confianza, tendría competencias para nombrar una nueva administración.

«Esa fue una advertencia», dijo Anna Chimenti, una profesora de ley constitucional de la Universidad de Foggia. «Hasta que haya una crisis, Napolitano es como un árbitro que sopla el silbato cuando no se respetan las reglas. El está soplando el silbato ahora», agregó.

Andrea Ronchi, una diputada del PDL que almorzó con Berlusconi el miércoles, dijo a periodistas que el primer ministro de 75 años no mostró señales de querer renunciar. Pero ha habido crecientes señales de disenso dentro de su propia coalición.

Roberto Antonione, miembro del partido original de Berlusconi Forza Italia, se convirtió en el último diputado que renunció al gobernante PDL y pidió la renuncia del primer ministro.

La situación

Italia es demasiado grande para ser rescatada si sus costos de financiación se descontrolan. Su crecimiento apenas ha conseguido arrancar, tiene un gobierno ineficaz y fragmentado y una deuda pública equivalente al 120 por ciento del Producto Interior Bruto -una combinación que supone una amenaza de primer grado para la supervivencia del euro.

Berlusconi ha prometido a sus socios europeos reformas como facilitar los despidos -también para los funcionarios- y retrasar la edad de jubilación, aunque las medidas no entrarían en vigor hasta dentro de varios meses.
Fuente: america.infobae.com