Otro triunfazo afuera. Ante Tigre, y por 1 a 0, el Pirata consiguió su cuarto triunfo fuera de casa y quedó tercero en el campeonato, junto a Racing y Vélez. En esa condición sacó la mayoría de los puntos de una formidable campaña en Primera.
A esta altura, cuando se llevan disputadas 12 fechas, resulta hasta lo más certero calificar la campaña de Belgrano como formidable. Sin prisa pero sin pausa, con un perfil bajo que sorprende, el Pirata ya alcanzó los 20 puntos, una cifra envidiada por equipos como San Lorenzo, Estudiantes o Independiente.
Su juego puede gustar o no, está bien. Pero nadie podrá negar a estas alturas la solidez que adquirió como conjunto, sobre todo en condición de visitante. Fuera de casa, allí donde más se nota el trabajo de Ricardo Zielinski, el artífice del lema “orden y equilibrio”, sumó quince unidades, producto de tres empates y ¡cuatro! victorias.
Además de semejante récord, que lo colocó en una situación expectante en el Apertura, lo más sorprendente de Belgrano es que durante el juego supo transformar sus defectos en virtud. Esto es, si el equipo se refugia en su campo (como suele suceder las veces que sale de Córdoba), sus jugadores aumentan el grado de concentración y su actitud es tal que resultan una muralla casi invencible para los rivales. Ocurrió ayer en Victoria, como ocurrió hace diez días en la Bombonera, y como ocurrió también ante Estudiantes, San Lorenzo…
¿Qué es lo que tiene este Belgrano, el equipo con mejor registro fuera de casa? Orden, inteligencia, paciencia, efectividad.
Atributos que revelan que los protagonistas no hacen más que elevar al máximo su nivel para conseguir resultados.
En Victoria, “Chiqui” Pérez fue un león en la defensa; Farré y Ribair se adueñaron del medio, y Vázquez volvió generar aplausos y hasta elogios de la tribuna local.
¿Cuál es el secreto? No hay secretos, según Zielinski, el mentor. “La virtud de este equipo es saber qué quiere dentro de la cancha. Saber ser simple. Conocemos nuestras limitaciones y nuestras virtudes”, dijo el técnico con la simpleza de un vecino del barrio.
La soleada tarde de ayer en el Gran Buenos Aires fue testigo de ese misterio que “el Ruso” se anima a develar sin objeciones.
Desde el equilibrio de la defensa, su equipo se reparte los espacios y ejecuta sus ataques con la precisión quirúrgica. A los cinco minutos ya ganaba por un tanto, que anotó en su primera aproximación clara al arco de enfrente. He ahí otra clave: su efectividad.
A diferencia de aquel triunfo ante el Ciclón, en el que Belgrano fue cuestionado por aferrarse con mezquindad a los tres puntos, esta vez nadie podrá reprocharle nada. Ahora entendió que debía defenderse con la pelota y con Vázquez lo cumplió a la perfección.
“Logramos hacernos fuertes afuera, pero intentamos lo mismo en cualquier cancha, explicó Olave. Sabemos aguantar cuando hay que hacerlo. Pero no es sólo mérito de la defensa. Es un trabajo en conjunto”.
Casi en silencio, Belgrano se retiró de Victoria con algo más que tres puntos. Se llevó también la convicción de los números, esos que ratifican que va por buen camino.
Fuente: Mundo D