En el Laboratorio de Trajes Espaciales de la agencia estadounidense, Pablo De León trabaja en otro prototipo del equipo que vestirán los astronautas que viajen a Marte, y en los vehículos y viviendas presurizados que habitarán.
Como suele decirse en el fútbol cuando un talentoso jugador argentino llega a las mejores ligas y deslumbra con sus habilidades deportivas, el ingeniero Pablo De León es un “crack” de la tecnología espacial, puesto que sus investigaciones en el Laboratorio de Trajes Espaciales de la Universidad de Dakota del Norte, permitirán que, en poco tiempo, el hombre vuelva a conquistar el Espacio. Desde trajes espaciales para lidiar con el ambiente marciano hasta cápsulas para que los astronautas soporten meses en los climas más hostiles del espacio exterior son algunos de los recientes trabajos del científico, que en marzo pasado estuvo en la Antártida probando el prototipo del NDX-1, el traje que se usará para viajar a Marte.
“Este traje espacial se caracteriza por ser más liviano e incorpora un sistema para colocárselo y sacárselo más parecido al que se usa hoy en la Estación Espacial Internacional”, explicó De León, y agregó que en la prueba llamada “Marte en Marambio” quedó garantizado el éxito de las novedosas técnicas de presurización. El artefacto debió soportar vientos gélidos en un ambiente con temperaturas que rondan los 75 grados bajo cero. “Tuvimos mucha suerte al poder hacer estas experiencias en la Antártida, que por muchos factores es muy similar al ambiente de otro planeta, especialmente en lo que hace a la ausencia de contaminación humana”, destacó el ingeniero argentino.
Si bien los resultados finales de las pruebas biológicas aún se están terminando en el centro espacial Ames, de la NASA, los investigadores son optimistas por los buenos resultados del análisis realizado sobre las muestras tomadas en Marambio. El prototipo, que costó más de 100 mil dólares, es más ligero que otros: pesa sólo 28 kilos, lo cual permite una mayor movilidad a los astronautas, y está compuesto por más de 300 materiales, que permiten soportar temperaturas de hasta 150 grados bajo cero y el agresivo viento marciano.
El interés de la NASA por volver a la Luna y llegar a Marte reapareció en 2005, cuando se lanzó el programa NDSTAR, que incluye a más de 30 investigadores, que colaboraron con De León en la confección del NDX-1. Tras finalizar este primer prototipo, la agencia espacial estadounidense encargó al ingeniero argentino el desarrollo de un segundo traje, el NDX-2, que se utilizará para un nuevo alunizaje previsto para la década de 2020. A diferencia de los equipos usados por la tripulación del Apolo XI, en 1969, estos tendrán sistemas electrónicos y biomédicos para informar en tiempo real el estado de salud del astronauta.
Al respecto, De León precisó que “el NDX-2 es un traje lunar que tiene un sistema conocido como suitport, que se coloca deslizando primero las piernas y después el resto del cuerpo”. El “suitport” se cierra con una puerta que hermetiza el traje, que es mucho más pesado que el NDX-1, debido a que deberá permitir al astronauta afirmarse en el suelo con la bajísima gravedad lunar. <
Fuente: El Argentino