(AFP) – BILBAO, España — Tras la satisfacción por la decisión de ETA de poner fin a más de 40 años de atentados, se multiplican los llamamientos para que sea el pueblo vasco quien decida su futuro político en las urnas, con una primera cita muy próxima: las elecciones legislativas del 20 de noviembre.
Esta fue una semana de fuertes emociones para el País Vasco y para España, iniciada con la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián, encabezada por seis negociadores internacionales, entre ellos el ex secretario general de la ONU Kofi Annan.
Rodeado de gran expectación mediática, este foro elaboró el lunes una declaración en la que pedía a la organización armada independentista vasca ETA que renunciase a la violencia.
Ese mismo día, fuentes próximas a la Conferencia aseguraron que la decisión de ETA estaba «tomada» y que se conocería muy pronto.
Hubo que esperar hasta el jueves para que la ya debilitada organización hiciese público en un comunicado, leído por tres encapuchados en una grabación de vídeo, «el cese definitivo de su actividad armada».
Considerada organización terrorista por la Unión Europea y por Estados Unidos, ETA es responsable de la muerte de 829 personas en más de 40 años de atentados por la independencia del País Vasco.
Visiblemente satisfecha por el anuncio, la antigua Batasuna –el ilegalizado brazo político que con su distanciamiento de la violencia llevó a ETA a renunciar a las armas– se apresuró a dejar claro que éste no es el fin «del conflicto político» vasco ni de la lucha por la independencia en las urnas.
«Se han acabado las excusas, el cierre del ciclo armado debe dar paso a la apertura de un diálogo resolutivo en clave democrática, para el que todas las culturas políticas de este país somos necesarios (…) todos los proyectos en igualdad de condiciones, también el independentista, que sigue vetado en (…) este país», afirmó el líder de la izquierda independentista Rufino Etxeberria.
En una demostración de su fuerza, el sábado sacaron a decenas de miles de seguidores a las calles de Bilbao para reivindicar un referéndum de independencia para el País Vasco y una amnistía para los cerca de 700 presos de ETA que están diseminados por las cárceles de España y Francia.
Imposible en el marco de la actual Constitución española, la organización de un referéndum de autodeterminación implicaría una enmienda a la ley fundamental que abriría la caja de los truenos, motivando muy probablemente a los nacionalistas catalanes a tomar el mismo camino.
«Queremos que decida el pueblo vasco, y que se escuche a todos, a unos y a otros también», afirmaba Maite, administrativa de 33 años, en la manifestación de Bilbao.
Mientras tanto, los independentistas tienen la mirada puesta en las próximas elecciones regionales de 2013 -donde aspiran a hacerse con el gobierno autonómico vasco- y en las legislativas nacionales del 20 de noviembre.
Según sondeos anteriores al anuncio de ETA, el grupo Amaiur, nacido de la unión de Bildu -la coalición independentista vasca que dio la sorpresa en las elecciones locales de mayo logrando el 25% de los votos- y Aralar -antigua escisión no violenta de Batasuna- obtendría 3 o 4 diputados.
Ante esta perspectiva, los partidos nacionales se dicen dispuestos a dar batalla.
«Les hemos quitado las bombas y a partir de hoy tenemos que quitarles los votos con la fuerza de la democracia», afirmó visiblemente emocionado el candidato del gobernante Partido Socialista (PSOE), Alfrendo Pérez Rubalcaba, en un acto en San Sebastián.
«Ahora no hay que hacerle la campaña electoral a Bildu», subrayó en otro acto preelectoral el candidato del opositor Partido Popular (PP, conservador), Mariano Rajoy, gran favorito según los sondeos para convertirse en el próximo presidente del gobierno español.
«En ningún caso el gobierno, si yo lo presido, va a tener ningún diálogo con una organización terrorista sobre nada, aunque haya abandonado definitivamente la violencia», agregó Rajoy en declaraciones al diario catalán El Periódico.