Cruzaron el charco para buscar una vida mejor. Muchos llegaron a principios de la década del 2000, cuando el corralito hizo tambalear la economía argentina tanto como antes lo había hecho ya la hiperinflación de finales de los ochenta. Han dejado «allá» familia, amigos, recuerdos, mucha vida. La mayoría de los 16.500 nacidos en Argentina que viven en Galicia tienen grabada su tierra en el corazón, pero paradójicamente solo 710, según los datos que manejaba esta semana el consulado del estado sudamericano en Vigo, se han anotado para ejercer hoy su derecho al voto.
Podrán hacerlo entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde. En las últimas elecciones acabaron votando un tercio de los inscritos. Otros muchos tuvieron que ir hasta la oficina para confirmar que estaban fuera del estado. Porque en Argentina el voto es obligatorio.
Tanto Julio Roldán como Jorge Anllo, responsable de la Casa de Argentina en A Coruña, son dos de esos argentinos que hoy no irán a votar. Sus razones son diferentes, pero aunque no lo hagan tienen una opinión de lo que ocurre en el escenario político argentino. «Interpreto que va a ganar la señora Cristina porque ha utilizado el sentido común y se ha desenganchado de las directrices que marca el Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de que Argentina fuera el granero del mundo y haber tocado fondo luego, parece que ahora empieza a reflotar», explica ahora el primero.
Razones
Para este argentino que tiene doble nacionalidad tras llevar ya más de veinte años en Pontevedra, las ayudas sociales, el crecimiento del empleo (el índice de desempleados alcanzaba en el segundo trimestre del 2011 el 7,3%) y el crecimiento macroeconómico logrados por la que, con toda probabilidad volverá a tomar las riendas del estado sudamericano ya en la primera vuelta, son las armas con que juega la actual presidenta.
Pero lejos de la opinión de este peronista confeso hay también los que, como Jorge Anllo Lestón, opinan que la falta de una oposición fuerte y con propuestas es otra de las razones que explicarían el triunfo. Además, añade, la imagen de bonanza que parece llegar de allá es un espejismo. La inflación o la inseguridad son todavía materias pendientes. Hay mucho por hacer en Argentina.
De una opinión parecida es Pepe, un emigrante retornado de Santiago de Compostela que regresó hace ocho años a Galicia después de haber estado más de cincuenta en Argentina. «Los otros partidos carecen de propuestas», explica.
Y por qué no votarán entonces. El primero no podrá hacerlo por un problema burocrático. «Informatizaron el censo y parece que no aparezco», dice. El segundo, que llegó a Galicia justo el día antes del corralito del 2001, usa un argumento que convence. «Después de vivir aquí diez años, a qué votas» pregunta. También abre el debate sobre lo que ocurre a la inversa. «Es igual con los gallegos que viven desde hace décadas en Argentina, qué saben de lo que ocurre en los pueblos de Galicia», comenta.
La que ejercerá su derecho al voto es Matilde de León. Esposa de un gallego de Trasmiras, en la provincia de Ourense, llegó con toda su familia en el 2003. «Es la forma que tenemos de estar con nuestro estado, que el estado vuelva a ser lo que fue», explica esta ex funcionaria en Argentina que ahora trabaja en una fábrica de embutidos en Allariz.
Y habla de lo que está ocurriendo también allá. «La inseguridad es el gran muro que hay que derribar ahora», explica. Por eso, pese a que ganaba más dinero allá, no volvería porque en Galicia, como dice, hay una mayor calidad de vida.
Regreso a casa
Las noticias de los cambios registrados en Argentina, añadido al nuevo escenario económico que vive Galicia con un creciente índice de desempleo, ha hecho que algunos de los que llegaron entonces empiecen a hacer las maletas para volver. Lo confirman desde varias asociaciones de emigrantes retornados, aunque este fenómeno que parece real todavía no acaba de verse reflejado en la estadística.
Desde el corralito fue el 2005 el año en el que más nacidos en Argentina estaban censados en la comunidad. Eran 17.511, de los que 8.295 no tenían doble nacionalidad. Ahora la cifra global se ha rebajado a 16.500, mientras que los extranjeros son 5.479 en total.
Pero vaya mejor o peor la economía, la razón que dan los que regresan es que, para estar mal, «mejor con la familia y los amigos que lejos de casa».
«Tras haber vivido aquí en Galicia durante diez años, a qué votas
ahora allá»
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