Un millar de personas entra en la capital boliviana tras dos meses de caminata en protesta por la construcción de una ruta que atraviesa un parque natural. Morales apostó a construir “si o sí” una carretera, cuyo trazo afecta a una gran reserva de biodiversidad. La columna comenzó el 15 de agosto en Trinidad –;capital de Beni-, ha duplicado fácilmente su número en los últimos tramos de la marcha por la incorporación de grupos étnicos de tierras altas.
Estoicos, tragándose el mal de altura y el intenso frío de la cumbre andina, hoy han comenzado a llegar a La Paz los indígenas que desde hace dos meses marchan para reclamar al Gobierno de Evo Morales una ley que prohíba definitivamente la construcción de una carretera por el corazón del territorio indígena, en el Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
Para intentar frenar nuevamente la protesta, el presidente a aceptado iniciar conversaciones directas con los dirigentes indígenas.En una carta enviada a los líderes indígenas por el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, se indica que el diálogo será para concertar sus demandas «en el marco de la más amplia disposición y voluntad política».
Morales apostó a construir “si o sí” una carretera, cuyo trazo parte en dos el TIPNIS, que afecta a una gran reserva de biodiversidad, a la estabilidad de los bosques que producen oxígeno y originan lluvias y agua para la cabecera de las corrientes de agua que alimentan la cuenca del Amazonas. Su empeño en que se haga la carretera (con 300 millones de euros de inversión brasileña), pese al reclamo de los pueblos indígenas y el trato despectivo hacia ellos, además de la violenta represión policial, le ha valido a Morales la peor derrota en las urnas tras los resultados preliminares de las elecciones celebradas el pasado domingo para designar a los jueces de los más altos tribunales.
La columna de un millar de hombres, mujeres y niños, que comenzó la caminata el 15 de agosto en Trinidad –capital de Beni-, ha duplicado fácilmente su número en los últimos tramos de la marcha por la incorporación de grupos étnicos de tierras altas, que llegaron a pie desde Potosí y Chuquisaca y de la provincia de La Paz, y porque se sumaron cientos de espontáneos y solidarios para acompañar la columna en su llegada apoteósica a la sede de gobierno.
Los vecinos, muchos con lágrimas en los ojos, se han volcado a las calles para saludar la columna encabezada por el presidente de la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), Adolfo Chávez, el presidente de la Subcentral del TIPNIS, Fernando Vargas, y los dirigentes de otras nacionalidades tanto de tierras bajas como de tierras altas.
La marcha tiene previsto llegar hasta la plaza de San Francisco, en pleno centro de La Paz, para reunirse con un numeroso grupo de gente que permanece allí desde el 25 de septiembre, y cerrar con ellos esta etapa tal y como comenzaron en Trinidad: con una misa católica.
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, ha sido el primero en dar la bienvenida a quienes considera ahora huéspedes de la ciudad. La Universidad paceña ha abierto sus puertas para alojar a los 1.500 indígenas, mientras que organizaciones ciudadanas han reunido toda la ayuda posible para los indígenas.
Los grupos de avanzada de la columna despidieron fría pero cortésmente a tres ministras del gabinete de Evo Morales que acudieron a saludarlos y, abuchearon al viceministro de coordinación de los movimientos sociales, César Navarro, quien entregó la carta de la oferta de diálogo del Gobierno. Los líderes indígenas han solicitado a las autoridades que no envíen a la policía para un supuesto resguardo, sobre todo por la salud emocional de los 97 niños que ven despavoridos cualquier uniforme verde.
Los indígenas ha dicho que están dispuestos a quedarse el tiempo necesario hasta conseguir sus objetivos. “No hemos caminado desde Trinidad para irnos con las manos vacías. El presidente tiene que resolver cada uno de los puntos que hemos planteado”, advierte el presidente de la subcentral del TIPNIS, Fernando Vargas.
Vargas es uno de los más conocidos líderes indígenas debido a las imágenes difundidas por la televisión que muestran su agilidad para escabullirse, incluso de entre las botas de varios policías, y evitar las cintas adhesivas que seis uniformados intentaban ponerle durante la violenta represión en Yucumo del pasado 25 de septiembre.
Fuente: mdzol.com