«No podés evaluar a un jugador en 30 minutos»

Gracián dice que la gente le hace sentir que es un buen jugador, pero avisa: “Para mí es doblemente difícil, además de reemplazar a Román tengo que hacerlo bien”.

Se acerca a la mesita de vidrio que sólo cobija al grabador. Se inclina sobre la silla. Dobla una pierna. La separa. Mira a los ojos las respuestas. Explica, en tono pausado y sereno, cada una de sus sensaciones. Cara a cara con Leandro Gracián en la sala de conferencias de Casa Amarilla.

Olé y el hombre que el martes puede reemplazar al mejor jugador del fútbol argentino.

-¿Hay que presentarte como el sucesor de Riquelme?

-Como lo que soy, como jugador y como persona. En lo futbolístico estoy esperando la oportunidad de jugar otra vez en la Primera de Boca. Recién el del domingo fue el primer partido que jugué, entré 35 minutos. Y ahora a esperar la chance. Quiero asumir la responsabilidad. Hoy jugar en Boca es un privilegio, un equipo puntero, con seis puntos de ventaja.

-¿Cómo te sentiste?

-Me sentí muy bien. La función que tenía que hacer la hice bien, pateé cuatro veces al arco. Entré en un momento difícil del partido y me sentí cómodo. Perdí dos pelotas que no me gustaron, eso pasa porque asumo riesgos. En el primer tiempo Boca no pudo encontrar juego, lo hablamos con los chicos, que Belgrano fue el rival más difícil que tuvimos en nuestra cancha. Me sentí cómodo después de no jugar tanto tiempo. La lesión me paró todas las primeras fechas y después el equipo estaba muy bien.

-¿Notabas murmullo en la gente?

-No, no, entré en un momento difícil del partido. La gente quería que llegáramos. Yo entro a la cancha a tratar de dar lo mejor de mí. Obviamente que siempre está latente la impaciencia de la gente cuando perdés una pelota o cuando tenés que eludir y no lo eludo, pero con eso se convive.

-¿Y la gente en la calle?

-Mirá, siempre que me encuentro con el hincha de Boca, la mejor. Entiende la situación en la que estoy, te reconocen que sos un buen jugador y siempre me dan palabras de aliento. El hincha de Boca es fiel. Mientras vos le demuestres que dejás todo y te jugás una final en cada pelota, te lo reconoce.

-Dijiste “quiero asumir la responsabilidad”. ¿Es la responsabilidad más importante de tu carrera?

-Estuve dos años en este club y ahora me toca estar en esta etapa. Tengo mucha expectativa, para mí y para el equipo. Es un partido más y quiero tratar de cumplir la función que me corresponde. A esta altura de mi vida, a punto de cumplir 30 años, pasé todas las etapas. Buenas, malas, goles, no goles, gracias a Dios no me pasó la peor que fue el tema de las lesiones, como a Lucas. Estuve en Boca, Independiente, Vélez, en diferentes grupos. Sé que tengo que disfrutar el partido.

-¿Cómo es pertenecer a un plantel sabiendo que siempre sos suplente? -Pienso en prepararme, en tratar de no perder en lo físico y estar bien con el grupo. Disfrutando de lo que es estar en Boca. Y estar bien para cuando me toque. Otra no me queda. Tengo contrato hasta junio. En lo mío excede porque sabemos que está Román, un crack como jugador y un ídolo. Lo ideal sería algún día jugar al lado suyo.

-¿Te sentís en condiciones de reemplazarlo? -A ver… Somos dos jugadores diferentes, pero si el técnico decide que juegue yo, trataré de hacer lo que hice siempre y mejorar.

-¿Por qué decidiste quedarte en el club?

-Me quedaba un año de contrato y apareció un técnico que me conoce y que me dijo que me necesitaba para cumplir cierta función. Estuvo siempre latente la posibilidad de irme, pero a veces hay cosas que exceden al jugador. Temas contractuales, de poder llegar a un acuerdo.

-¿Necesitás continuidad?

-Más bien. No podés evaluar a un jugador por 30 minutos, lo mismo que a Nico (Blandi), o al que le toque. Lo ideal es siempre jugar dos o tres partidos seguidos para ver cómo te sentís y cómo respondés en la cancha. Por eso digo que mi situación es el doble de difícil. Encima de tener que reemplazar a Román, responder bien, jugar una vez cada dos meses. Pero son las reglas del juego.

-¿Te bancás la presión?

-En esta etapa de mi vida siento presión por otras cosas. La presión pasa por otro lado. Si me toca jugar mal, me toca jugar mal. Si me tocar jugar bien, se disfruta el doble y bienvenido sea. Si tuviera 22, 23 años lo sufriría mucho más si me llegara a ir mal. Yo hago todo para que me vaya bien en los minutos que me toquen jugar.

-¿Qué es presión entonces? -Pasa por otros aspectos de la vida. El jugador tiene responsabilidades muy importantes. Obvio que esto es nuestro sueño, pero la vida sigue. Tener salud, sufrir por un familiar, lo que le pasa hoy a Lucas… Uno vive en la Argentina, no sufre pero ve las realidades de los demás: la presión por mantener una familia, por tener un techo, no saber si llegás a fin de mes. Claro que si me toca jugar el martes tengo una responsabilidad enorme. Y la mejor manera de asumirla es demostrando en la cancha. Pero después una vez que termina, ya está.

-Marcás mucho la diferencia entre responsabilidad y presión…

-Es que son dos conceptos distintos, que a su vez son fuertes, pero diferentes.

-¿Ser jugador es tan fácil como se ve de afuera?

-Lo que pasa es que es mucho más duro lo previo, que es lo que no sabe nadie. Cada uno arrancó con esta ilusión a los 6 años. Y pasaste por un montón de cosas hasta llegar a Primera. Y no se habla mucho de eso. Obvio que después te lo paga ser profesional. Sólo hay que pensar que llegan dos o tres por categoría y son 30 peleando por lo mismo. ¿Sabés cuántos hicieron lo mismo que yo y no llegaron? -Ahora estás con la chance de reemplazar a Riquelme. ¿Cuánto pesa? -No lo siento pesado, te soy sincero. No es un peso para mí, sino una linda responsabilidad que se me presenta en esta etapa de mi vida. Si me toca estar con Colón, tengo que disfrutar el hecho de poder reemplazar a un grande como Román.

Fuente: Olè