Las galerías sobreviven en la batalla con las “saladitas”

A pesar del auge de las ferias ilegales, que se duplicaron en un año, las galerías se reinventan para seguir de pie. Con un 80% de locales ocupados, brillan en las zonas céntricas y otras luchan para volver a ser.

Hubo un tiempo en que las galerías reconocían a sus propios vecinos; había un sentido de pertenencia entre el barrio y los vendedores, entre los vendedores y compradores. En los años 60 y 70, la gente encontraba lo que necesitaba en las galerías, fuera indumentaria, comida, alhajas o carteras. Era un paseo obligado. Era. Según cifras del Ministerio de Desarrollo Urbano, la Ciudad cuenta con 394 de estos centros comerciales, con un 80 por ciento de locales ocupados, lo que podría suponer su vigencia y plenitud. Sin embargo, algunas pocas viven su esplendor y otras intentan volver a ser. El presente no sólo es de rosas. También aparecieron las espinas. Y luego de subsistir a las diferentes situaciones socio-económicas del país, incluida la crisis devastadora de 2001, y codearse con el auge de los grandes shoppings, ahora las galerías deben lidiar con las “saladitas”. Estas ferias que surgieron hace no muchos años en los barrios ya facturan 4,5 millones de pesos por día, con el agregado de que no aportan al fisco y buena parte de su mercadería es ilegal. Su expansión es sorprendente y en un año crecieron casi un ciento por ciento: pasaron de tener 22 predios a 42 en 2011. Una proyección a cinco años les sacaría canas verdes a más de un vendedor de los complejos San José, París o Bond Street.

En las grandes galerías, la ocupación ronda el 90 por ciento, pero en otras alejadas de las zonas céntricas, por la avenida San Martín o Triunvirato, la cantidad de locales vacíos es más notoria. “Ningún comerciante quiere ocupar los sectores del fondo, que muchas veces terminan funcionando como oficinas. También cambió el valor del metro cuadrado y ya nadie invierte en la construcción de galerías. Además, ocupan un espacio considerable y es más rentable levantar un edificio”, sostuvo Fabián Castillo, director de la Confederación Argentina de Mediana Empresa (CAME). Y añadió, sobre el apogeo de las saladitas: “La gente se inclina por comprar lo más barato y no repara en que se vende mercadería ilegal, que los predios no tienen salidas de emergencia o que faltan baños”.

Las galerías tienen sus argumentos para trascender al tiempo y las circunstancias. Cuentan con propietarios de muchos años, que no se animan a alquilar sus locales; se reinventan y cambian fácilmente de rubro (ahora se multiplicaron los puestos de tatuadores, electrónica y sex shop, por ejemplo); y conservan su arquitectura original.

Al respecto, la CAME y la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), en conjunto con el Gobierno porteño, pretenden crear un proyecto para nombrar de interés social y cultural a las galerías más emblemáticas. Sería algo así como los Bares Notables, para proteger su patrimonio, recuperar el prestigio perdido, organizar actividades y atraer otra vez a los vecinos.

Fuente: La Razòn