El abogado de la mamá de la nena aseguró que sucedió “inmediatamente antes de su muerte” y le pedirá al fiscal que agrave la acusación de los detenidos por el delito de abuso sexual con acceso carnal. La pista de la venganza narco.
Fernando Burlando completó ayer un pedido judicial con un golpe de efecto inmediato. En diálogo con la prensa, afirmó que Candela había sido violada antes de morir y de este modo ligó el asesinato a la pista sexual, quitando del centro de la escena a la madre de la víctima, señalada en el expediente judicial como vendedora de drogas.
De esta forma, el abogado de Carola Labrador dejó en evidencia la estrategia que eligió para encarar la causa que investiga el crimen de Candela Sol Rodríguez, la niña de once años que apareció muerta el 31 de agosto en un baldío de Villa Tessei.
El letrado señaló que la niña “fue violada inmediatamente antes de su muerte”, por lo que pedirá al fiscal del caso que se agrave la carátula e impute a todos los detenidos también por el delito de “abuso sexual con acceso carnal”.
“Es una vuelta de tuerca interesante –confió un vocero judicial– que Burlando le da al tema y la plantea bien. Tiene pruebas: técnica y jurídicamente está bien hecho el pedido. En su rol como abogado querellante notó que el fiscal olvidó imputar a Hugo Bermúdez por la violación de la nena y lo aprovecha para agravar la situación procesal del imputado.”
Según fuentes con acceso al expediente que instruye el juez Alfredo Meade, durante la autopsia realizada al cuerpo de la víctima no surgió que las relaciones sexuales a las que refirió Burlando hayan ocurrido sin el consentimiento de la nena. Esto no exime a los responsables del hecho de haber cometido el delito de abuso sexual con acceso carnal, ya que Candela era menor de edad.
En relación al móvil del hecho, un remisero que declaró en la causa –cuyo testimonio fue tomado en cuenta por el fiscal Marcelo Tavolaro para fundamentar el pedido de prisión preventiva para seis de los siete detenidos– contó que uno de sus clientes le dijo que el crimen de Candela había sido culpa de su madre. “Carola –señaló esta fuente– andaba con un tal ‘Mameluco’ (no está claro si se refirió a Miguel Ángel Villalba), que era el que le daba la droga para vender, y un tal Hugo, que era con el que salía Candela. Tomaron represalias contra Hugo o Carola, y la agarraron a la nena.”
Asimismo, un viejo vecino de Alfredo Rodríguez, el padre de Candela, contó que Rodríguez era “pirata del asfalto” y se juntaba con un hombre apodado “El Polaco”, que vivía sobre la calle Moreno, entre Mitre y Conesa, en la localidad bonaerense de Billinghurst. En ese grupo también estaban “un tal ‘Mameluco’, quien por comentarios se dedicaba al tráfico de estupefacientes.” El testigo agregó que Alfredo, El Polaco y Mameluco solían juntarse con el Héctor “Topo” Moreira –señalado por el fiscal como presunto instigador del crimen– y con “El Uruguayo”, a quien describió como “orejón”. “La banda –detalló– era mucho más grande. Se juntaban a una cuadra de la remisería y se sabía que eran piratas del asfalto”.
Según el testimonio de esta persona, el padre de Candela, El Topo Moreira, Mameluco –señalado como presunto amante de Labrador– y El Uruguayo, que sería Hugo Bermúdez –acusado de ser el autor material del asesinato y definido por el fiscal como un psicópata sexual–, se conocían desde mucho tiempo antes que Candela fuera asesinada en el marco de una supuesta venganza contra Rodríguez, alias “Juancho”.
Candela desapareció el 22 de agosto y su cuerpo fue hallado nueve días después en un descampado del Acceso Oeste. Presuntamente permaneció cautiva en la casa de Kiernan 992, propiedad de Gladys Cabrera, imputada como partícipe necesario del crimen junto al carpintero Néstor Altamirano, Fabián Gabriel Gómez, Alberto Espínola y Guillermo López. Los otros procesados por encubrimiento que permanecen en libertad son: Alfredo Monteros –padre e hijo– y Damián Valenzuela. El único prófugo es Leonardo Daniel Jara, quien según los testigos habría sido el entregador.
Fuente: Tiempo El Argentino