El ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo dijo que el director de Reunión de la Side le pidió que dejara de hablar de la causa. Patricia Bullrich pidió investigarlo en un proyecto de que sólo tuvo su firma. Y se sorprendió con faltazos radicales en la bicameral de inteligencia.
La UCR se habría encargado de planchar cualquier ataque contra Fernando Pocino, el director de Reunión de la Side acusado por Sergio Schoklender de haberle propuesto dejar de hablar sobre la Fundación de Madres de Plaza de Mayo a cambio de favores futuros.
Schoklender detalló esa propuesta durante su participación en el plenario de comisiones de Vivienda y Asuntos Constitucionales, tras la cual la presidenta de esta última, la diputada del peronismo federal Graciela Camaño, denunció abiertamente que estaba “acreditado el rol de la SIDE en la justicia argentina”.
Sin embargo, sólo Patricia Bullrich, de la Coalición Cívica, se movió para que la Cámara continúe con esa investigación, pero no consiguió eco en ninguna fuerza.
Presentó un proyecto de resolución pidiendo más detalles que sólo tuvo su firma. Y cuando buscaba plantear la cuestión en la bicameral de Fiscalización de Los Organismos y Actividades de Inteligencia no sólo se topó con la habitual ausencia de los siete kirchneristas, sino que tampoco tuvo todo el apoyo de los radicales, que se habían comprometido a participar.
Las ausencias que sorprendieron fueron las del senador Gerardo Morales y las del diputado Hipólito Faustinelli, quien como titular de la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Urbano recibió a Schocklender y a los funcionarios vinculados a la Fundación de Madres.
“Confirmaron que iban a estar pero luego no aparecieron sin mayores explicaciones. Tal vez tendrá algo que ver los históricos vínculos de Pocino con la UCR”, especularon ante LPO fuentes cercanas a la bicameral, cuyos legisladores ya fueron advertidos por la justicia cuando intentaron investigar la participación de agentes en causas sensibles para el Gobierno.
Como cada iniciativa sensible al Gobierno, el proyecto de Bullrich tuvo un giro a comisiones bastante singular, siempre coordinado por el secretario parlamentario, Enrique Hidalgo.
Recayó en Presupuesto, Peticiones, Poderes y Reglamentos (presididas por los kirchneristas Gustavo Marconato y Gerónimo Vargas Aignasse) y la de Vivienda, curiosamente, a cargo del radical Faustinelli.
Por los antecedentes, resulta casi imposible creer que ese giro no haya sido con la certeza de que en los dos meses que le restan al frente de la Comisión, Faustinelli no va a acelerar el trámite.
Bullrich pidió “convocar de forma urgente al Director de Reunión de Interior de la Secretaría de Inteligencia, Sr. Fernando Pocino, a la Comisión Bicameral Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, a fin de dar las explicaciones pertinentes respecto a las siguientes cuestiones de público conocimiento que involucran a la Fundación Madres de Plaza de Mayo”.
Y planteó un cuestionario de cinco preguntas sobre los dichos de Schoklender pero también sobre la relación de Pocino con César Milani, el jefe de inteligencia del Ejército ascendido a general de división en diciembre por pedido de Cristina Kichner.
Sólo la taquigráfica
El único aporte que hicieron los diputados hicieron entregarle al juez Norberto Oyarbide es la versión taquigráfica de la declaración de Schoklender, a la que accedió en exclusiva LPO.
En el texto queda claro que sólo Bullrich se mostró interesada en ahondar sobre la reunión que Schoklender dijo tener con un agente de inteligencia que le propuso dejar de hablar sobre la causa.
Como en su momento reconstruyó LPO, todo empezó cuando Schocklender dijo que ni bien empezó a exigirle al juez Norberto Oyarbide que resolviera su situación, empezó a recibir mensajes de “los que se suponen amigos de los amigos de la Side”.
El ex apoderado de Madres inició ahí un mano a mano intenso con Bullrich, quien lo instó a develar los nombres de los agentes y los detalles del encuentro. “La recomendación principal era que yo me quedara tranquilo, que me callara, que no hiciera ruido y que ellos nunca se olvidaban de los amigos”, contó. Y aclaró que “más que gobierno ellos lo identificaban a Aníbal”, por el jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
Reconoció luego que la condición que los agentes le pedían que no exigiera la indagatoria, que todavía le reclama a Oyarbide, ni “la apertura de docuementación”,
-¿Usted consideró que eso era ganar tiempo? –lo interrogó Bullrich
-Y me plantean que tenga paciencia hasta después de las elecciones –respondió.
El diálogo continuó pero sin otros interlocutores. Schoklender dijo que no conocía al agente pero que podía ubicar datos de quiénes eran. Pero aportó datos que serían reveladores. “El que salió en el balcón, que salió después en el diario, que lo habían ubicado en el balcón, en las obras de Castañares. Que lo habían fotografiado en las obras de Castañares junto a Brizuela…”, detalló.
Aclaró que la entrevista fue en un bar cerca de su casa hasta donde llegó el agente, «que una vez que llegó sacó un grabador MPE y le pidió que “grabara una explicación sobre Meldorek o sobre no sé qué cosa, que nunca se lo hice”.
“El planteo –continuó el ex apoderado- era No hay que seguir alborotando el tema, dejá de ir todo los días a lo de Oyarbide, dejá que la causa se vaya muriendo como la de Jaime o como la de tantos otros que…”
-La de Menem. –interrumpió Bullrich
-Como la de Menem, exacto, que después pasan a la historia. Y después ya cuando todo se calme…-amplió.
Al rato, Bullrich recordó quien era “el del Balcón”.
-Pocino, ese es el nombre. Fernando Pocino, director de Reunión de la SIDE. Esa es la persona que se entrevistó con usted –afirmó la diputada y le preguntó de inmediato cuantas veces lo había visto. “Una sola vez”, respondió Schocklender, y precisó que fue en el bar de Guevara y Tronador.
La exposición siguió con más detalles de la construcción de viviendas. Y nadie más volvió a hablar del rol de Pocino y la Side en una de las causas que más golpeó al Gobierno este año.
Fuente: lapoliticaonline.com