Con Bielsa como técnico, Chile evolucionó en los resultados y especialmente en el nivel futbolístico. Ahora, Borghi busca aprovechar la herencia del Loco que ubicó a La Roja entre las mejores selecciones de Sudamérica.
Dicen que el fútbol se emparejó en todos lados, menos donde juegan el Barcelona y el Real Madrid. A nivel de selecciones queda bien en claro que ya no existen las grandes ventajas de los gigantes que alguna vez se consagraron campeones del mundo con el resto. Es el ejemplo de Brasil y Argentina, que ya no dominan tan claramente en Sudamerica y se ven cada vez menos grandes ante rivales como Uruguay, Paraguay o Chile. Justamente, ante la Roja, la Selección debutará en viernes en las Eliminatorias con un panorama bien diferente al de cuatro años atrás, cuando comenzaron con el camino hacia Sudáfrica 2010.
Chile vivió, desde entonces, un camino de subida con la conducción de Marcelo Bielsa. Después del último puesto en Eliminatorias 2002 y tras quedarse afuera por poco de Alemania 2006, el ex seleccionador argentino llegó al país trasandino para revolucionar el fútbol del equipo nacional y contagiar a propios y extraños de una fiebre por la Roja pocas veces vista del otro lado de la cordillera.
Su trabajo llevó a potenciar a un grupo de futbolistas jóvenes que ya prometían desde los juveniles, como Alexis Sánchez, Arturo Vidal o Pedro Carmona, que integraron el plantel del Mundial Sub 20 de Canadá 2007 y que se sumaron a otra generación de la que surgieron Matías Fernández y Gonzalo Jara. En ellos, más Claudio Bravo y Humberto Suazo, entre otros, el entrenador encontró un compromiso que transformó en euforia en todo Chile.
En las últimas eliminatorias, Chile alcanzó el segundo lugar dejando atrás, inclusive, al equipo argentino. Y llegó la clasificación sin pasar por el sufrimiento de esa última fecha que definió todo entre Argentina, Uruguay y Ecuador, entrando el equipo de Maradona de manera directa pero con lo justo. Para Bielsa y todo el pueblo trasandino fue como un título del mundo haber regresado a una Copa después de 12 años.
El camino de Argentina estuvo en estos últimos años en contraposición al chileno. Dominó las eliminatorias con Bielsa en 2002, se clasificó sin problemas a Alemania 2006 también con el Loco y su sucesor José Pekerman, y trastabilló para llegar a 2010 de la mano de Basile, Diego y un trabajo que poco a poco empezó a perder seriedad, en el que el escándalo y los hechos extrafutbolísticos se volvieron moneda corriente.
Además, siempre contó con varios de los mejores futbolistas del mundo, potenciados en el fútbol europeo, y en las últimas dos eliminatorias tuvo a Lionel Messi, el mejor de todos cuando juega con la camiseta del Barcelona. Pero los procesos no le encontraron la vuelta y Argentina, como Brasil, comenzaron a perder su lugar en el mundo.
En Sudáfrica 2010, Chile se fue en octavos de final y Argentina en cuartos. Pero el sabor que le quedó al dos veces campeón del mundo fue muy amargo. Partió como uno de los candidatos y se fue con goleada. La Roja, en cambio, bastante conforme estaba con haber entrado a una Copa después de doce años y no desentonó ganando dos partidos y perdiendo ante Brasil y España.
Luego llegó la Copa América y otra vez la decepción fue argentina. Local y candidato, se despidió en cuartos de final. Chile, casi local en San Juan y Mendoza, también llegó a estar entre los ocho y se fue rápido a casa. Pero el equipo de Borghi, que parece saber aprovechar lo que dejó Bielsa, fue el de mejor fútbol en todo el torneo.
El viernes, Argentina y Chile se volverán a enfrentar por Eliminatorias. Los fríos números del ranking FIFA dicen que la actual diferencia entre ambos es muy corta (10ª la Selección y 14ª La Roja), más aún comparada con lo que marcada hace cuatro años, en el comienzo de la anterior clasificación (Chile estaba 47° y Argentina 2°). Los últimos resultados y el nivel de juego se acercan más a la actual clasificación. Lo cierto, es que ambos, sin Brasil en el camino, serán grandes candidatos para llegar a 2014 con alegría. Pero el camino no será fácil. El fútbol se emparejó y todo puede pasar en Sudamérica.
Fuente: Clarín