Cuando no hay partido, ni se entrenan, los jugadores disfrutan de los momentos de descanso y se divierten con truco, ping pong, Play Station o pool; ¿quién es el especialista en cada disciplina?.
WELLINGTON, Nueva Zelanda.- Hace 22 días que los Pumas conviven en Nueva Zelanda. Entrenamientos, partidos, concentraciones, paseos, comidas. El grupo de 30 jugadores reconoce que la buena convivencia hace más llevaderas esas horas libres que pasan juntos. Previamente, hubo un acondicionamiento físico de dos semanas en Pensacola, Estados Unidos. Luego, las prácticas en el anexo del SIC, previo al viaje a la Copa del Mundo. Desde principios de junio que estos hombres están juntos. Como no todo es rugby para el equipo argentino, el plantel aprovecha esos momentos de esparcimiento y se divierte. Ahora bien, ¿qué hacen los rugbiers cuando la ovalada no está de por medio?
Tanto en esta ciudad, donde el domingo el seleccionado jugará un decisivo partido ante Escocia para pasar a cuartos de final del certamen, como en Dunedin, donde la delegación pasó 15 días, o en el breve paso por Invercargill para enfrentar a Rumania, los Pumas disfrutaron de sus horas libres entre truco, ping pong, Play Station, películas, pool o la computadora para acercarse a los afectos que están en la Argentina, pese a la diferencia horaria. También, los días libres, como lo fue la jornada de hoy, sirven para pasear, tomar un poco de aire y acompañar a los familiares que llegaron hasta aquí. La postal del jueves en Wellington, en un día parcialmente nublado e ideal para caminar, mostró a los jugadores por unas horas afuera del hotel Amora y, en general a cada uno por su cuenta, se los vio en restaurantes cercanos al Waterfront, una suerte Puerto Madero, o caminado por el centro, mirando de cerca algunos negocios.
«No se complica estar tanto tiempo concentrados. La pasamos muy bien y en los momentos libres disfrutamos mucho y variamos lo que hacemos. Hay truco, películas, jueguitos, ping pong. Con los tiempos libres estamos muy bien y eso nos da fuerzas para después dejar todo y estar al 100 por ciento cuando nos entrenamos y jugamos», cuenta Lucas González Amorosino, uno de los más animados del plantel. «La convivencia es muy buena. Nos llevamos muy bien y el ambiente en el hotel es muy divertido», confiesa Nicolás Vergallo. «Cuando estás en un Mundial, no se hace largo, porque estás súper motivado y con ganas de estar acá. Están mi novia y mi viejo y eso me hace las cosas más fáciles, pero extraño a mis amigos y a otra gente de allá. Pero la verdad es que quiero vivir esto y no me desespera», acota Mariano Galarza. «Se hace duro estar tanto tiempo concentrado, pero, como la causa es increíble, no importa. Quizá a alguno una tarde le gustaría estar en su casa, tomarse un café con la novia, los amigos, la familia, pero al estar jugando un Mundial eso nos calma», acota Manuel Carizza.
Cada juego en la concentración es un mundo aparte y tiene a sus especialistas. En el truco, González Amorosino, Santiago Fernández y Agustín Gosio conforman un trío que se autodenomina fuerte cuando la competencia es de a seis. «El plantel sufre la aplanadora que somos. Mentimos bastante, es el trío campeón. Santi es el capitán del equipo, que nos mantiene un poco más calmos a mí y al Canario, los más mentirosos», explica González Amorosino. Otros que se destacan son Martín Rodríguez, Nicolás Sánchez o Alejandro Campos, según reconocen integrantes del plantel.
Incluso, en el truco, se jugó un torneo en la delegación y las semifinales quedaron por disputarse. Allí, deben medirse la dupla Galarza-Vallejos ante Martín Rodríguez-Santi Fernández y, en el otro enfrentamiento, Campos-Senatore vs. Scelzo-Rafael Laría (el jefe de prensa). «Se tiene que definir pronto», dice Galarza, uno de los protagonistas de la serie decisiva.
En el ping pong, los jugadores consideran a Marcelo Bosch como el más destacado. «Me está yendo muy bien acá», reconoce el Chelo, mientras Agustín Creevy se autodenomina como uno de los mejores. «Me va perfecto, mi clásico es Leo Senatore. Quizá Gosio me puede hacer fuerza», comenta el hooker. Bosch todavía no jugó contra él: «Con Agustín, no me tocó acá. Nos enfrentamos en el Mundial de menores de 21 y tuvimos buenas batallas». «También andan bien Agulla y Lucas González», acota Carizza.
La Play Station fue furor en Dunedin y, aquí, en Wellington, no encontraban el cable para conectarla. Hay jueguitos de rugby, tenis y fútbol. En el rugby, se juntan cuatro de los jugadores, eligen a los Pumas y se miden los cuatro contra la máquina en la Copa del Mundo. En tenis, el clásico es Bosch, contra Nicolás Sánchez. «Me destaco en el tenis, es mi fuerte. Yo juego con Nadal contra Bosch que usa a Federer», señala el tucumano Sánchez, de 22 años y el más joven del plantel. Según Vergallo, que no se considera especialista en ninguno de los divertimentos, Nico es el crack de los jueguitos. Para el rugby simulado también se suman Campos, Lucas González y Santi Fernández. Cuando hay una mesa de pool cerca, acapara el interés, como pasó ayer cuando el plantel fue agasajado en la Embajada argentina en Nueva Zelanda. Son juegos de Pumas, cuando la pelota no está de por medio.
Por Pablo Hacker
Fuente: Cancha Llena