Por desinformación, quienes padecen esta alteración cerebral caracterizada por la repetición de convulsiones, tienen miedo a ser madres. Con la medicación adecuada, un 95% de las pacientes pueden engendrar hijos sanos.
Me tomó nueve años decidirme a ser mamá, tenía miedo. No sabía si podía, y cuáles serían los riesgos”, cuenta Silvina Del Castillo, de 40 años, quien cuando tenía 20 sufrió su primera crisis de epilepsia. Según los especialistas, la mayoría de las mujeres que padecen esta enfermedad temen embarazarse, por desinformación y por miedo a engendrar un hijo que también la sufra. Sin embargo, “alrededor del 95% de las pacientes que responden a una monoterapia pueden tener un hijo o una hija sanos”, asegura Stella Maris Ferraro, neuróloga del Servicio de Neurología Infantil del departamento de Pediatría del Hospital Italiano, y especialista en embarazadas con epilepsia.
Esta alteración cerebral, caracterizada por la repetición en el tiempo de las convulsiones, puede aparecer en cualquier momento de la vida. La sufren unas 400 mil personas en el país. Con fármacos antiepilépticos, la mayoría de los pacientes la controlan fácilmente. Sin embargo, cuando una mujer con epilepsia comienza a pensar en ser mamá, muchas veces la enfermedad parece una limitación.
“Nadie habla sobre epilepsia, hay un tabú”, resalta Stella Maris. “En la mayoría de los casos, las mujeres relegan su maternidad por la desinformación”. Uno de los grandes miedos de las pacientes es que sus hijos padezcan la patología. Sin embargo, la epilepsia materna está genéticamente determinada, y aunque se hereden los genes, no todas las generaciones la padecerán. “El riesgo es del 5 al 10%, es decir, la gran mayoría no la sufrirá”, explica Ferraro.
Otro de los grandes temores es el riesgo de malformaciones en el bebé. En la población general, el riesgo es de entre el 2 y el 3%, y en el caso de las madres con epilepsia, “si el tratamiento es con un solo fármaco antiepiléptico (monoterapia), es de entre el 3 y el 5%, pero con más de uno (politerapia) puede llegar al 10 o 12%, aunque podemos afirmar que alrededor del 95% de las mujeres con epilepsia pueden tener hijos sin malformaciones importantes con la atención preventiva adecuada”, explica Ferraro.
“Tenía mucho miedo a que le pase algo al bebé”, dice Silvina. “La doctora me contó los pro y los contra. Tomaba tres medicamentos y de a poco fuimos cambiando a una monoterapia. Seguí con los controles entre la doctora y el obstetra, y a los nueve meses nació Charo por cesárea”. Hace tres años que Silvina no sufre ataques. “Mi hija pudo heredarla genéticamente y nunca desarrollarla, es decir, que no se manifieste. Y si se manifiesta, sabemos que se puede controlar”, dice, y agrega: “Tener epilepsia no impide ser madre.” < Consejos para planificar un embarazo sin riesgos Una mujer con epilepsia que desea quedar embarazada debe tomar precauciones adicionales antes de buscar el embarazo. Debe conversarlo previamente con su médico neurólogo o epileptólogo quien le expondrá sus posibilidades y sus riesgos. El especialista deberá revisar el diagnóstico de epilepsia y la necesidad real de tratamiento. Si fuera necesario, deberá modificar antes de la concepción la medicación anticonvulsivante, si fueran fármacos con más efectos indeseables sobre el bebé. Suplementar con ácido fólico desde, por lo menos, dos meses antes de la concepción, ya que previene en algún porcentaje el riesgo de malformaciones fetales. En general, tener en cuenta todos estos detalles, para planificar mejor y prevenir riesgos. Fármacos menos tóxicos Los médicos aconsejan no suspender la medicación durante el embarazo porque las convulsiones son tan nocivas para el feto como para la mamá. El tratamiento debe continuarse, en lo posible con un solo fármaco, el de mayor eficacia para el tipo de epilepsia de la madre y el de menor toxicidad para el bebé. En el tercer trimestre del embarazo, el nivel en sangre del fármaco puede disminuir, y entonces es importante verificar si es preciso modificar las dosis. Respecto de la lactancia, todos los fármacos antiepilépticos pasan en cierta proporción a la leche materna, pero su concentración es mucho menor a la de la sangre, por lo que pueden y deben amamantar, con adecuado control y atención. En la actualidad, existen en la Argentina nuevos antiepilépticosa que reúnen eficacia terapéutica y menor toxicidad para la mujer con epilepsia en las distintas situaciones de su vida, como la anticoncepción oral o un embarazo. Antes de la crisis, el aura El aura es la sensación que experimenta una persona plenamente consciente de que inmediatamente después va a padecer una crisis epiléptica. “En mi caso, se presenta como una luz blanca en mi ojo izquierdo. En ese momento sé que tengo que pedir ayuda, y si estoy con mi hija, solicitar que alguien la cuide hasta que yo me reponga”, explica Silvina Del Castillo. “Un gran mito es que hay que meter la mano en la boca de quien está sufriendo una crisis”, dice la doctora Ferraro, que conseja llamar a emergencias, cuidar que la persona no se golpee la cabeza y colocarla de costado para que los pulmones puedan expandirse. Fuente: Tiempo El Argentino