Retenciones a la soja, un asunto del pasado

El apoyo electoral que ha logrado el oficialismo en las elecciones primarias de agosto pasado y el que va a tener en octubre próximo, según los sondeos, parece haber dejado en segundo plano algunos reclamos.

Eso fue lo que experimentaron ciertos observadores el martes pasado cuando asistieron al acto inaugural del congreso Mercosoja 2011, realizado en Rosario. Entre las palabras optimistas sobre las perspectivas de la soja por el crecimiento de la demanda internacional y la capacidad tecnológica argentina y los desafíos que tiene el Mercosur para responder a esta exigencia, no se mencionó la palabra retenciones. No se trata de responsabilizar a los organizadores del encuentro sobre la omisión sino de señalar una situación que se ha hecho ya costumbre y sobre la que ya no entra en el debate público.

La Presidenta ya no habla más del «yuyo» ni ataca a los pool de siembra como lo hizo durante el conflicto por las retenciones móviles en 2008. Ahora elogia a la siembra directa y a la biotecnología. Es posible que haya advertido que los 7000 millones de dólares que el Estado recauda en concepto de retenciones al complejo oleaginoso representan una de las anclas más fuertes de la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, desde el punto de vista de la estructura tributaria los derechos de exportación tienen un carácter regresivo, ya que afectan el precio del producto y no a la capacidad contributiva del agricultor.

Aunque no haya habido referencias a las retenciones en Mercosoja sí se expresó la necesidad de que el mercado de granos tenga mayor transparencia. Lo hizo en su discurso Miguel Calvo, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), que reclamó la necesidad de que haya transparencia en los negocios de compra-venta.

El crecimiento de las operaciones directas entre exportadores y productores y la falta de fijación de precios confiables en las pizarras motivan desde hace tiempo a los corredores y acopiadores, entre otros integrantes de la cadena, a advertir sobre los efectos negativos que tendrá para toda la actividad el retroceso de los mercados.

Un trabajo del Centro de Corredores de Cereales de Rosario analizó la cadena de la soja y advirtió esta semana que «cada punto de variación en el precio genera una reasignación de US$ 264 millones entre actores de la cadena comercial, desde productores a exportadores».

El informe señala que el valor de la producción de soja es de 26.400 millones de dólares, que tienen una gravitación fundamental sobre la compra de maquinaria agrícola, agroquímicos, fertilizantes y el mercado inmobiliario, entre otros rubros y sectores. «Mayor ingreso para el productor, por ejemplo, significa más compras de insumos, más inversiones en maquinaria y, por ende, más empleo», señalaron los corredores de la Bolsa de Comercio de Rosario. En el informe advierten que no se trata de que está en juego la mera transacción en el mercado granario sino una compleja red de actividades conexas «que dependen de los precios como instrumentos de asignación de recursos y, en última instancia, de distribución de ingreso». Por ese motivo, el trabajo advierte que «los mercados formales están perdiendo gravitación» cuando, en opinión de los corredores, se reconoce el mayor valor social de contar con «instituciones robustas».

En términos de impacto económico sí hay un reconocimiento sobre la importancia que ha logrado la cadena de la soja. Sin embargo, lo que justamente no se valora es la importancia de contar con instituciones sólidas que, en el caso del mercado de granos, sirven para favorecer la igualdad entre los actores de la cadena. Con información confiable sobre los precios del negocio se achica la brecha entre quienes tienen más herramientas e información sobre los mercados que aquellos que no las poseen.

La cuestión de la transparencia de los mercados no aparece entre las prioridades actuales del Gobierno aunque se perciban algunas señales levemente positivas. Esta semana se anunció la aprobación de ROE para maíz por siete millones de toneladas correspondientes a la campaña 2011

12. Comenzada la siembra del cereal es un dato alentador para el cultivo, aunque, por supuesto, quien tiene la última palabra es el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Si se cumplen las previsiones de una buena campaña para el maíz, siempre dependiendo del clima, es crucial que los ROE se entreguen con mayor celeridad que las campañas pasadas. Con el recorte de la producción norteamericana, destacado en el informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés), las cotizaciones del grano presentan una perspectiva favorable. Sólo falta que la transparencia llegue también a la fijación de precios del maíz para que toda la cadena se beneficie.
Fuente: Por Cristian Mira/LA NACION