MONTEVIDEO — Los países sudamericanos con tropas en la misión de paz en Haití acordaron el jueves en un encuentro en Montevideo recomendar al Consejo de Seguridad de la ONU una reducción de los efectivos al nivel previo al sismo de 2010 y una «estrategia de retiro gradual», posición compartida por el jefe de la misión.
«Entendimos que las acciones realizadas hasta ahora en la reconstrucción del país recomiendan que se apoye en Naciones Unidas la reducción de las tropas de la MINUSTAH a los niveles autorizados previamente al terremoto sin que signifique un menoscabo a la estabilidad y la seguridad del país», indicó en una rueda de prensa el ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Luis Almagro.
El ministro hizo el anuncio junto al representante especial del secretario general de las Naciones Unidas en Haití, el chileno Mariano Fernández, tras una reunión de ministros y altos funcionarios de Defensa y Relaciones Exteriores de los nueve países sudamericanos con tropas en la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH).
Almagro añadió que «se consideró necesario profundizar la reflexión sobre el futuro de la misión, incluyendo una estrategia de retiro gradual del componente militar (…) atendiendo a intereses de las autoridades haitianas».
Tras el terremoto del 12 de enero de 2010 en Haití, las fuerzas de paz de Naciones Unidas aumentaron de 9.000 miembros a 12.200, de los cuales 8.700 son soldados y 3.500 policías.
Los países sudamericanos contribuyen con algo más del 40% de los efectivos militares de MINUSTAH.
El jefe de la MINUSTAH, en tanto, afirmó que «hay una coincidencia plena» con este planteamiento.
Fernández adelantó que presentará la semana próxima ante el Consejo de Seguridad una propuesta «previendo una cierta reducción que no afecte para nada la efectividad del trabajo».
«La razón y el sentido de la MINUSTAH tiene que ver con la inestabilidad política que ha tenido (Haití) en los años y la necesidad de fortalecer sus instituciones», sostuvo, destacando el traspaso democrático del poder este año en el país y la reciente designación de un candidato a primer ministro. Añadió que si el país avanza en el fortalecimiento de sus instituciones «por supuesto que el cronograma de la MINUSTAH será tendiente a disminuir, porque quiere decir que Haití está tomando en sus manos las riendas de conducción del país».
La MINUSTAH fue creada por la ONU para reemplazar a una fuerza multinacional de 3.600 soldados, compuesta principalmente por estadounidenses y franceses, comisionada en febrero de 2004 para restablecer la seguridad y facilitar la distribución de ayuda humanitaria en el país tras la partida forzada del ex presidente Jean-Bertrand Aristide.
Su actual mandato termina el 15 de octubre, cuando el Consejo de Seguridad resolverá sobre su futuro.
Brasil -con 2.166 efectivos en Haití- ejerce el comando militar de la misión, integrada por 18 países, en su mayoría latinoamericanos, pues participan Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay.
Los países sudamericanos quieren además fortalecer los componentes civiles del mandato de la misión, dijo Almagro, para apoyar al país en áreas como el analfabetismo, la pobreza, la indigencia, la salud y el desarrollo social.
En ese sentido, agregó, se quiere coordinar con países como Venezuela, Cuba o República Dominicana y los miembros del Caricom, que ya colaboran con la nación caribeña.
No obstante, Fernández observó que la MINUSTAH «trabaja según un mandato que emana del Consejo de Seguridad», por lo que «no es factible» que su misión se transforme en una tarea de desarrollo, como ha pedido el nuevo presidente haitiano, Michel Martelly.
El debate sobre el futuro de la fuerza de paz tiene lugar cuando los soldados de la ONU en Haití, ya acusados de haber introducido el cólera en el país, están de nuevo en el banquillo por una presunta agresión sexual a un joven haitiano por parte de efectivos uruguayos, lo que ha reactivado los llamamientos para la retirada de los cascos azules. En ese sentido, los ministros aprobaron una declaración destacando la «rápida y firme respuesta» del gobierno uruguayo ante las denuncias, mientras que Fernández aseguró que la posición de Uruguay -que pidió oficialmente disculpas a Haití y prometió medidas severas- «ha producido una gran admiración internacional».
Por Ana Inés Cibils (AFP)