Mohamed ratificó que lo echó la barra, atribuyó los insultos a que no les dio dinero y sostuvo que la CD no puede controlarlos.
Como después de cualquier sismo, los días posteriores se suceden plenos de réplicas. “Sigo insistiendo en que me echó el grupo de hinchas que llegó hasta ahí, la barra brava. Los directivos no me los mandaron el domingo, pero se les fueron de las manos. Sabíamos que podía pasar”, ratificó Antonio Mohamed, en respuesta a la negativa de los hechos que había esbozado el presidente Julio Comparada. El Turco fue más allá y deslizó que el verdadero motor de los insultos fue un tema de billetes: “Tenían algo personal conmigo. No llegué a negociar con ellos, no estaba dispuesto. Corría este riesgo y acá estoy, en mi casa como un desocupado más. No transé, pero es un tema recurrente”.
Apenas 11 meses le alcanzaron de sobra para tener un panorama acabado de la dinámica interna de un club en el que desde hace tiempo la barra ha adquirido un rol demasiado activo. Su diagnóstico resultó oscuro: “Estos individuos están instalados y lo del domingo fue un caso. Los insultos de la barra por intereses creados son repetidos, no hay otra verdad que ésa”. Y más allá de la bronca que todavía conserva con los popes del Rojo, los identificó como víctimas de la situación: “A veces los dirigentes te pueden proteger, a veces no. Pero cuando están tan metidos es difícil. Comparada es rehén de esto, hace lo que puede. Se le acaba el dinero para darles y los barras empiezan a insultar”.
Fuente: La Razón