Últimas fotos de las turistas francesas asesinadas en la Argentina

Despreocupadas y felices, Cassandre y Houria posan poco antes de ser sorprendidas por sus violadores y asesinos. Por miedo, casi nadie se acerca a la reserva donde murieron.
Las fotografías que retratan los últimos instantes de la vida de las dos estudiantes francesas brutalmente asesinadas en Salta, una provincia del noroeste argentino, fueron recuperadas por la policía de la cámara que sus homicidas les robaron luego de ultrajarlas y matarlas a tiros.

En ellas se ve a Cassandre Bouvier, de 29 años, y Houria Moumni, de 23, en el inicio del paseo que hicieron en la tarde del 15 de julio. A las 16 horas, su ingreso a la reserva de la Quebrada de San Lorenzo quedó anotado en el registro del lugar, que es privado: «Francia por 2», decía simplemente.

Dos horas más tarde, al llegar al Mirador de la reserva -2.000 hectáreas de bosques- desde donde se puede apreciar el hermoso paisaje de esa quebrada salteña, fueron atacadas por al menos tres hombres. El instante exacto de la agresión quedó registrado en la cámara de las jóvenes, con una última fotografía disparada al vacío -seguramente por la propia máquina al caer al suelo- a las 18:35, y que está en poder de la policía, como prueba del momento exacto del ataque.

Las imágenes muestran a las amigas almorzando al pie de la quebrada, cerca de las 15 horas, en «El Duende de la Quebrada», un bar ubicado a 100 metros del ingreso a la reserva. Allí, Cassandre tomó un retrato de su amiga Houria, quien sonríe a la cámara.

Luego Houria fotografió a Cassandre, todavía sentada a la mesa. Sigue otra fotografía de Houria y unas tomas del paisaje, pocas, hasta la hora fatídica.

Los presuntos homicidas, Gustavo Laxi, Daniel Vilte y Santos Clemente Vera, están bajo arreso y el ADN del primero de ellos coincidió con las muestras recogidas en los cuerpos de las estudiantes. Los investigadores esperan todavía los resultados de otros cotejos.

Un antes y un después en la Quebrada

El escenario del doble crimen es hoy un paraje solitario que la gente elude por temor. Sólo se acercan algunos curiosos para preguntar si ése «es el lugar donde mataron a las francesas», según contaron los lugareños al diario local El Tribuno.

Los puesteros y comerciantes del lugar dicen que las ventas cayeron un 80 por ciento.

«Las ventas han bajado muchísimo a raíz del asesinato de las turistas francesas. Agosto seguía siendo un buen mes a pesar de que se trata del comienzo de la temporada baja, ya que terminaron las vacaciones de invierno. Pero la afluencia de gente no es la misma de otros años. Ahora estamos como en los peores momentos. Hay un antes y un después. Este mes fue malísimo. Lo que sucede es muy raro, fuerte. Ya nada es lo mismo. Espero que todo esto pase. Confío en que se encontrará a los verdaderos culpables del crimen», dijo al diario Luis Gómez, que vende artesanías, dulce y conservas en el lugar desde hace 25 años.

El temor de la gente ha ahuyentado el turismo en un sitio que hasta ahora era tranquilo y seguro. De todos modos, parte del recorrido sigue vedado al público porque la policía todavía trabaja en la escena del crimen.
Fuente: infobae.com