La chica fue arrojada desde un barranco. El brutal crimen ocurrió en Córdoba, en 2005. El sospechoso ya está preso por el intento de homicidio de su hijo. Quiso arrojarlo a un precipicio. En ese mismo lugar, fueron hallados los restos de su novia
En los Tribunales de Cruz del Eje, y con jurados populares, está siendo juzgado un hombre de 33 años, acusado de haber asesinado hace seis años a su novia de 16, que estaba embarazada de seis meses, presuntamente esperando un hijo de él.
La Justicia sospecha que en abril de 2005, Leonardo Funes, que en ese entonces tenía 27 años, hizo desaparecer a su novia Melisa Paola Zalazar arrojándola a un precipicio en Cuchi Corral , un parador turístico elegido por los parapentistas, cerca de La Cumbre. Los restos de la chica aparecieron en junio de 2009, cuando Leonardo Funes estaba siendo juzgado por un hecho similar, pero la víctima –su propio hijo-, sobrevivió y lo denunció.
En ese mismo barranco, en marzo de 2008, Funes arrojó dos veces a su hijo de 10 años para matarlo (ver El acusado…).
Por ese intento de homicidio, la Justicia de Cruz del Eje lo condenó a 14 años de cárcel.
El mediodía del miércoles 20 de abril de 2005, Nicolasa Ahumada estaba preparando el almuerzo en su casa de la localidad cordobesa de La Cumbre (a 80 kilómetros de Córdoba capital), cuando su nieta Melisa le dijo: “Nonita, me voy y ya vengo”. La mujer se secó las manos en el delantal y le preguntó: “¿Para dónde va? Falta poco para comer”. Pero su nieta la tranquilizó: “Usted no se preocupe, ya regreso y comemos todos juntos”.
Melisa nunca más regresó a su casa. Estaba embarazada de seis meses y había salido a encontrarse con su novio, Leandro Funes, del que los abuelos de la chica desconfiaban y habían denunciado por corrupción de menores. Cuando la joven conoció a su presunto asesino tenía sólo 13 años y él 24. El noviazgo no era bien visto por Nicolasa y Carlos, los abuelos de Melisa, que la criaron desde los dos años, cuando su mamá murió.
Actualmente, el sospechoso está siendo juzgado por la desaparición y muerte de Melisa, gracias a que a la fiscal Alejandra Hillman se le ocurrió que Funes podría haber tirado a la chica del mismo barranco donde intentó asesinar dos veces a su hijo.
Y ordenó la búsqueda de restos en el precipicio de quinientos metros . Los abuelos de la chica, por no tener plata, no pudieron nombrar a un abogado y presentarse como querellantes.
“El asesino siempre regresa al lugar del crimen”, dijo esa vez la fiscal.
A poco menos de cien metros de la cima fueron encontrados huesos de una mujer menor de 20 años con un anillo con la figura de dos delfines que usaba la adolescente desaparecida.
El ADN confirmó la peor noticia, los restos eran de Melisa.
Una alta fuente de la investigación detalló a Clarín que “Funes es un tipo peligrosísimo, que nunca quiso dejar su rol de hijo. Y que nunca quiso asumir la paternidad de sus hijos.
Nosotros tenemos una íntima convicción de que a Melisa y al bebé que llevaba en su vientre los tiró al precipicio para no hacerse cargo de la paternidad. Lo mismo que hizo con su propio hijo tres años después ”.
Incluso, sospechan que “son varios más los casos de mujeres agredidas por Funes, pero que por terror no se animan a denunciarlo”. Paradójicamente, fuentes penitenciarias, dijeron a Clarín que “ el detenido ejerce cierta fascinación en el público femenino; recibe muchas cartas y varias visitas de mujeres”.
En el juicio que se lleva adelante por la desaparición y asesinato de Melisa, los defensores de Funes, Francisco Lauisse y Eduardo Medina Allende abonan la teoría de que la propia víctima se suicidó.
Esta hipótesis fue desbaratada por la médica Beatriz Carlini, quién atendió a Melisa dos días antes de su muerte. La testigo aseguró que la chica estaba preocupada por la salud del bebe y que no estaba en condiciones de ir por sus propios medios hasta el precipicio de Cuchi Corral.
Además, una mujer declaró que su hija, que actualmente vive en España, perdió dos embarazos de Funes. La primera vez, la chica que vivía en La Cumbre, se descompuso y en vez de acudir al hospital local, el hombre la llevó hasta el hospital “Aurelio Crespo” de Cruz del Eje, a 70 kilómetros de distancia. La beba nació de urgencia y falleció a los dos días. En la otra ocasión, la hija de la testigo perdió un embarazo de trillizos de cinco meses por presión uterina.
Durante el proceso que se sigue en Tribunales de Cruz del Eje, algunos testigos se mostraron desmemoriados respecto de sus declaraciones anteriores, realizadas durante la investigación, y se sospecha que fueron presionados.
Incluso, durante una de las últimas audiencias, el presidente de la Cámara del Crimen, Ricardo Py, notificó que un jurado popular había sido amenazado: “Tené cuidado de abrir la boca”.
El jueves declaran los últimos testigos del caso. Y se espera el fallo para la semana próxima.
Fuente: Clarín