La Caja de Jubilación, el cepo de Cristina para domesticar a De la Sota

Pierde más de 100 millones por mes. Schiaretti firmó un convenio con el Gobierno para financiarla y levantó un juicio contra el Anses. Pero asegura que este año no recibió un peso y el déficit podría ascender a 1.500 millones. De la Sota piensa en crear un impuesto para evitar depender de la Nación.

Fue tal vez otro de los éxitos de la campaña de José Manuel de la Sota: el déficit de la caja de jubilaciones de Córdoba, del que todos hablan y a todos afectan en la provincia, no apareció en la campaña política que consagró al ex gobernador.

Tal vez porque nadie, ni el propio De la Sota, tenga un método efectivo para asegurar terminar con el rojo de las cuentas previsionales, que este año podría alcanzar los 1500 millones de pesos.

Sobre todo porque Cristina Kirchner se aseguró de que esta sea la pieza de negociación principal con la provincia que más se rebeló a sus caprichos políticos.

Tal es así que en este año electoral la Nación no aportó ningún mes a la Caja. Y ante cada aumento salarial, el déficit crece.

Schiaretti firmó el año pasado el acuerdo para que la Nación subsane las cuentas jubilatorias y a cambio levantó un juicio que tenía con la Anses por diferentes deudas.

Los aportes no sólo debían llegar del organismo previsional sino también como parte de un plan de desendeudamiento que la Nación firmó con varias provincias y en la Gobernación cordobesa aseguran que no cumplen con ninguna.

Van aún más lejos: sostienen que la Nación mantiene una deuda con Córdoba de 1.100 millones, de la que sólo 600 son por fondos previsionales mientras que el resto corresponde a obras públicas nunca cumplidas.

El problema se agravará mucho más en 2012 ya que el convenio de financiamiento vence en diciembre. En una de las pocas entrevistas que De la Sota dio al diario La Voz del Interior sugirió “ir pensando” en “un impuesto para mantener a las personas que cada vez viven más”.

Sería ni más ni menos que cubrir el déficit con recursos propios y cortar definitivamente la dependencia financiera con la Casa Rosada. Si eso no ocurre, cerca de Schiaretti recuerdan que en agosto de 2009 cuando las cuentas asfixiaban y la relación del gobernador con Kirchner iba de mal en peor no llamaron a Olivos sino a una imprenta, para averiguar el costo de imprimir bonos. Pronto apareció el dinero.

“Hubiera sido un efecto cascada en todas las provincias chicas; la Nación nunca lo hubiera soportado”, recuerdan.
Fuente: lapoliticaonline.com