La irracionalidad y la irreflexión es lo que suele caracterizar a una política argentina que evita los grises para ver todo blanco o negro. Por qué este accionar debilita a la política nacional de cara al futuro, y la incapacidad de la oposición para armar una propuesta superadora al oficialismo
Ante la política de toma y daca que propone permanentemente el kirchnerismo, los sectores opositores se ven cada vez más subyugados por estas formas de accionar político, lo que precisamente no suele dar como resultante una mayor claridad en el accionar de la política de nuestro país.
La represión en la noche de ayer hacia los docentes de la provincia de Santa Cruz que reclamaban frente al Ministerio de Trabajo de la Nación , dan muestras del poder del kirchnerismo, y cómo lo utiliza cuando aquellos que se oponen a sus prerrogativas y mandatos. Esto es un habitual en el accionar K, y muestra de ello son las distintas represiones que se han desatado a lo largo de los últimos años a lo largo y ancho del país.
Nadie del arco político en general que se precie como tal, podía desconocer como era y como construyó su poder en Santa Cruz el oficialismo, realizando en pocos años actividades que hicieron que la provincia patagónica quedara al nivel raso de una estepa, para luego manejarla a su antojo y dictar normas a su placer.
Cualquier excusa con respecto al supuesto desconocimiento del principal artífice político del los últimos diez años de la política nacional, ante todo denota falta de profesionalismo y escaso nivel de compromiso principalmente con los representados que cada sector político representa, y que dicen querer representar a todos los argentinos en este 2011.
El ser “esclavo o enemigo” se transformó en el “leit motiv” del accionar político del kirchnerismo. Por ello, la actuación de la oposición queda también en una situación de debilitamiento debido a la poca sagacidad que tuvo para actuar ante tanto desatino oficialista, la muestra de falta de capacidad se vio en la andanada de improperios que se acometió contra la figura de la Jefa de Estado, donde al igual que el oficialismo se busca echar la culpa cuan adolescente ante la falta de responsabilidad que la circunstancia amerita.
Sigue siendo más fácil echar culpas y dar como respuestas actitudes políticas símiles a quien se tiene enfrente, que proponer una alternativa que involucre mayores sectores sociales, dar una política de integración real y no solamente para las campañas o cuando se necesita ayuda, para luego en el momento de mayor desafío actuar en solitario.
Es por eso que la campaña electoral de cara a octubre la maneja a su antojo el oficialismo, y sólo se puede cambiar de tema cuando lo que sucede a sus ojos es imposible de tapar con las manos, tal como sucede con el escándalo de Sergio Schoklender y la entrega de viviendas por parte de la Fundación madres de Plaza de Mayo.
La oposición en vez de mantener la calma, se revuelve en el fango que proponen las espadas oficialistas, cayendo en un juego que no saben jugar y donde la tropa K se mueve a piacere, por lo que resulta importante tratar de mantener la serenidad y sabiendo que el oficialismo no va a cambiar la forma de hacer política, tratar de tomar el tiempo que sea necesario para plantear las soluciones que la sociedad hoy requiere y no contestar como comúnmente se dice por “calentura”.
En la Argentina de hoy son tiempos de actuar sin grises, muy por el contrario el decidir todo a “blanco o negro” sólo hará poner a los argentinos cada vez más cerca del abismo, si bien la población tendrá que entender que tiene que haber más compromiso social, que los dirigentes también actúen sólo como contestatarios solo agregaría mayor grado de irracionalidad a una sociedad que necesita todo lo contrario.
Fuente: www.agenciacna.com