Villa La Angostura: todavía rige el alerta rojo

El poblado, uno de los más afectados por la caída de cenizas del volcán Puyehue, recuperó la mayoría de sus servicios. Los equipos de rescate siguen trabajando en el lugar. Varias familias abandonaron sus casas. Continúa la preocupación por la temporada turística.
Tras catorce días ininterrumpidos de la lluvia de cenizas provenientes del volcán chileno Puyehue, los habitantes de Villa La Angostura tuvieron ayer un pequeño respiro.

El pueblo más afectado por las emanaciones volcánicas, aún se encuentra cubierto en su totalidad por una capa de 30 cm de cenizas.

No obstante, los titánicos esfuerzos del Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) y de Energía de Neuquén (EPEN) dieron sus frutos, y ayer se logró restablecer en un 95% la red de agua potable, y en un 75% el suministro de energía eléctrica.

Osvaldo Peralta, habitante de la Villa cuyas impactantes imágenes como fotógrafo recorren las agencias de noticias, dialogó con Infobae.com acerca del panorama general al día de hoy.

«Afortunadamente, todo está restablecido en un 80%. El EPEN trabajó sin descanso para que así sea. Ahora están haciendo mejoras para prepararse para una posible nueva lluvia de cenizas, en caso que ocurriera».

Y es que, pese a que ayer y hoy fueron, según Osvaldo «días de relativa calma», el volcán continúa activo y es imposible de determinar cuándo cesará el alerta.

«El alerta bajo de 6 a 5 ayer. Y, si bien la situación es complicada no es que la gente se esta muriendo. No es Pompeya ni mucho menos», afirma Osvaldo.

A nivel suministros «no estamos tan mal. Hay combustible, los supermercados se encuentran abastecidos, y todo el mundo está trabajando para seguir adelante».

Las zonas más afectadas son aquellas que, de por sí, se encuentran más aisladas: Bahía Manzano, Villa Correntoso y Arauco. Allí aun resultó imposible volver a la normalidad.

En cuanto al clima, Osvaldo manifestó que hoy «está nublado, pero es una nube normal. El viento que sopla desde ayer, en dirección Norte-Sur ayudó a que la gente vuelva a salir a la calle. Levanta el ánimo».

En cuanto a la gente que se fue, Osvaldo subrayó que en principio, son las mujeres y los niños. Los hombres se quedaron trabajando para erradicar las cenizas de las casas «y protegerlas de los robos, que suelen multiplicarse en estos casos».

En general, afirma, «los comerciantes temporarios fueron los primeros en irse, o aquellos que se mudaron a la Villa hace poco. Los que estamos más o menos establecidos decidimos quedarnos. Lo más difícil es si llueve, pero por lo demás la gente se va adaptando».

El punto crítico para los habitantes de uno de los principales destinos turísticos invernales del país, es cómo subsistir durante la temporada.

«Cómo generar ingresos es el único inconveniente, ya que la Villa vive gracias al turismo», cuenta Osvaldo. «las reservas se cancelan, realmente no se está moviendo nada».

«Al principio pensamos ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?. Pero tampoco se trata de abandonar todo asi nomás. Gracias a Dios estoy subsistiendo».
Fuente: InfoBAE.COM