El verdadero retiro de Palermo será en el Bosque, en la cancha en la que peor lo tratan y ante Gimnasia, al que más goles le metió. Lo espera su amigo Guille…
La fiesta no fue la despedida. El clima vivido en el último encuentro de Martín Palermo en la Bombonera, basado en la emoción y acompañado por la gente que más lo quiere, será diametralmente opuesto al que se vivirá en La Plata el sábado, en el retiro real del goleador. Como si al partido frente a Banfield le hubiese faltado la cuota de dramatismo que lo acompañó a lo largo de su carrera, para la última función en el Bosque los condimentos morbosos sobran …
A principio del campeonato, mientras sostenía la idea de que serían sus últimos partidos en Boca, Martín reconoció que por las circunstancias que estaba atravesando Gimnasia (luchando por la permanencia), en caso de que Boca no estuviese peleando nada, prefería no jugar la última fecha. Quería evitar una situación por demás incómoda. En la balanza pesaba más su amistad con Guillermo que la tradicional rivalidad con el Lobo, ya que dicho partido también podría significar la despedida del fútbol del Melli y no quería ser factor influyente para que ese retiro se diera de la peor manera. Ahora, con la posibilidad concreta de que Gimnasia pierda la categoría (espera que Huracán no gane), Palermo confirmó que de todas maneras jugará, ya que su equipo mantiene las chances de clasificar a la Copa Sudamericana. “Mi profesionalismo y compromiso con el club hacen que si Boca está peleando por algo, yo quiera estar presente. Por eso, el sábado voy a jugar“, aseguró Martín.
Calificado por el Coprosede como partido de alto riesgo, Boca tendría en La Plata solamente 2.200 hinchas, lo máximo que le destina Gimnasia a los equipos visitantes, por lo que el Titán estará respaldado por un puñado de privilegiados que asistirán a sus últimos minutos con la camiseta que lo llevó a la gloria. Encima, para agregarle picante al tema, Martín repitió el domingo en la Bombonera frente a una multitud que, a pesar de llevar a los hinchas de Boca en el corazón, es hincha de Estudiantes. El sentimiento al que hizo mención Palermo fue recordado cada vez que jugó en el Bosque, siendo recibido por los hinchas triperos con hostilidad y pasándole factura por aquel festejo en el ‘97, cuando gritó uno de sus primeros goles en Boca besándose unos botines rojos y blancos. De todas formas, en la cabeza de los hinchas del Lobo la comprometida situación que están viviendo neutraliza cualquier hecho ajeno al club, por lo que la visita del delantero podría verse suavizada.
En definitiva, la despedida del goleador histórico será la menos esperada. Frente a uno de los clubes que menos lo quiere, en el estadio que peor lo tratan y con la obligación de respaldar al entrenador que lo bancó en uno de los momentos más duros de su carrera. En la antesala del Día del Padre, el último equipo que enfrentará es al que más goles le convirtió. Con sentimientos encontrados por la situación de su amigo, su retiro será en la Boca del Lobo …
Fuente: Olé