«MAS DE 150 PRESOS MURIERON EN CAUTIVERIO POR FALTA DE ATENCION MEDICA»

Por Jackeline LUISI PARA SEPRIN

En reportaje al Programa de Radio: «La Botica de Jackeline», que se emite los días viernes de 12 a 14 hs por AM 1470 Radio Cadena de Lanús, la polémica Cecilia Pando precisó la cantidad de presos políticos fallecidos por falta de atención médica.

«Hace dos meses que nos estamos manifestando frente al Palacio de Justicia (Talcahuano 550 C.A.B.A.), con una muestra fotográfica para que se conozca la otra cara de la moneda.La gente y los adolescentes en particular, solo conocen la historia oficial». Dijo, Cecilia Pando.

La muestra se puede ver todos los martes de 8.00 a 14.00 horas en la puerta del Palacio de Justicia. Contiene fotos y material que muestran los atentados producidos por los terroristas en nuestro país. También contiene fotos de presos políticos militaeres, y de fuerzas de seguridad, en condiciones miserables, que muestra las ilegalidades y las violaciones a sus garantías constitucionales que se les hace.

«Los jueces miran a un costado, porque son cómplices», nos cuenta Pando, quien también junto a un grupo de mujeres que la acompañan, colocan un libro de firmas para que la gente se acerque, firme y acompañe su queja.

Piden por «Justicia y Concordia», para que no haya más un preso político en la Argentina. «Debemos dejar el pasado atrás. Los Argentinos merecemos mirar al futuro», expresó Cecilia, a la vez que nos contaba que la sorprendia la cantidad de gente ue había firmado el libro hasta la fecha.
El pasado 7 de junio a las 11 horas, el grupo de abogados de «Justicia y Concordia» liderados por el Doctor Alberto Solanet, presentó una carta al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Lorenzetti, ya que vienen pidiendo audiencias con el juez que interviene en la causa y hasta la fecha, nadie les ha respondido.
A continuación transcribo la carta:
A La Suprema Corte De Jus­ti­cia De La Nación

Segunda Carta Abierta

Bue­nos Aires, 31 de mayo de 2011

Señor Pre­si­dente de la

Suprema Corte de Justicia

Dr. Ricardo Luis Lorenzetti

Pala­cio de Justicia

S / D

Hace poco más de un año, la Aso­cia­ción de Abo­ga­dos por la Jus­ti­cia y la Con­cor­dia diri­gió una carta abierta a ese Alto Tri­bu­nal. Le seña­la­mos, enton­ces, Señor Pre­si­dente, en nom­bre del nutrido grupo de abo­ga­dos que nos inte­gra, nues­tra preo­cu­pa­ción por encon­trar ins­tau­rado en nues­tro país, con la rati­fi­ca­ción de ese Alto Tri­bu­nal, una suerte de dere­cho de dos velo­ci­da­des o de doble están­dar, en que las garan­tías bási­cas y los dere­chos fun­da­men­ta­les rigen para unos, pero resul­tan letra muerta para otros., el Alto Tri­bu­nal, señor Pre­si­dente, conoce per­fec­ta­mente quié­nes son los “unos”, los que tie­nen dere­chos, y quié­nes son los “otros”, los que care­cen de todo asomo de ellos. Los impu­tados de deli­tos de “lesa huma­ni­dad”, es decir, aque­llos mili­ta­res, inte­gran­tes de las fuer­zas de segu­ri­dad y civi­les que, entre 1976 y 1983, com­ba­tie­ron con­tra el bando gue­rri­llero y terro­rista, sufren una auto­má­tica dero­ga­ción a su res­pecto de prin­ci­pios jurí­di­cos bási­cos como los de lega­li­dad, irre­tro­ac­ti­vi­dad de la ley penal, ley penal más benigna, cosa juz­gada, dere­chos adqui­ri­dos, etc. Sería irres­pe­tuoso recor­dar al Alto Tri­bu­nal su pro­pia juris­pru­den­cia en estos pun­tos y res­pecto de aque­llos impu­tados “espe­cia­les”, que alcanzó un pico con la deci­sión en “Maz­zeo” de decla­rar la nuli­dad de indul­tos des­co­no­ciendo una reso­lu­ción pro­pia, en la misma causa, que había decla­rado la cons­ti­tu­cio­na­li­dad de esos mis­mos indultos.

Como en nues­tra carta ante­rior, señor Pre­si­dente, para evi­tar los malen­ten­di­dos de los mal­pen­san­tes, seña­la­mos que no es nues­tra inten­ción de reivin­di­car un bando frente a otro o decla­rar bue­nas algu­nas dema­sías frente a otras con­si­de­ra­das repu­dia­bles (ese es el lamen­ta­ble saldo, por otra parte, que surge del dere­cho de dos velo­ci­da­des y que­re­mos evi­tar). Cum­pli­mos un deber como ciu­da­da­nos y como abo­ga­dos, en pos de las fina­li­da­des que se aso­cian en el nom­bre de nues­tra agru­pa­ción: jus­ti­cia y con­cor­dia. La con­cor­dia es un bien común irre­nun­cia­ble de una socie­dad polí­tica, ya que sos­tiene la con­vi­ven­cia, el exis­tir con otros en que se asienta el mismo ser de las per­so­nas. El doble están­dar jurí­dico hasta hoy impuesto des­truye la con­cor­dia y torna inaca­ba­ble la gue­rra intes­tina. En cuanto a la jus­ti­cia, tiene por objeto el dere­cho, un bien común que per­mite dar a cada uno lo suyo.

Señor Pre­si­dente: La des­truc­ción de ese bien común por medio de las dos velo­ci­da­des se ha lle­vado puesta a la justicia.

Por eso, como ciu­da­da­nos y como abo­ga­dos, nos hemos plan­tado frente a la dis­cor­dia y a la injus­ti­cia esta­ble­ci­das como sis­tema. Por eso no acep­ta­mos que unos argen­ti­nos, por haber estado en lo que hoy se supone la trin­chera equi­vo­cada, sean arro­ja­dos de inme­diato a la cate­go­ría de apes­ta­dos jurí­di­cos, sin posi­bi­li­dad de un jui­cio justo. Por eso no acep­ta­mos, Señor Pre­si­dente, que a estos “rele­ga­dos de la socie­dad”, siendo ya ancia­nos la mayo­ría de ellos, se los man­tenga en pri­sión por una deci­sión polí­tica, en con­di­cio­nes de inusi­tada dureza. Por eso señor Pre­si­dente, escri­bi­mos aque­lla carta hace un año y pre­sen­ta­mos ésta ahora. De la misma manera que lo haría­mos res­pecto de cual­quier per­sona o grupo cuyo dere­cho sea del mismo modo avasallado.

La res­puesta fue, en aque­lla oca­sión que viene de recor­darse, el silen­cio del Alto Tri­bu­nal. No se nos escapa Señor Pre­si­dente, que el silen­cio es, a veces, nece­sa­rio para un tri­bu­nal de jus­ti­cia. No obs­tante usted que­bró esa cos­tum­bre ances­tral, cuando declaró, ante minis­tros, diri­gen­tes polí­ti­cos, Madres y Abue­las de Plaza de Mayo y el Juez Gar­zón (sus­pen­dido en España por pre­va­ri­cato), que “no habrá mar­cha atrás en los jui­cios de dere­chos huma­nos” y que el avance de estas cau­sas no es solo el resul­tado de una deci­sión polí­tica, sino del invo­lu­cra­miento de los tres pode­res, en espe­cial del poder judi­cial, en lo que usted mismo llamó “polí­tica de estado”. Este des­borde, señor Pre­si­dente, con­lleva un gro­sero pre­juz­ga­miento, evi­den­cia que en la Argen­tina se ha supri­mido el equi­li­brio y con­trol repu­bli­ca­nos, y que la lega­li­dad ha sido sus­ti­tuida por una difusa y ama­ñada “polí­tica de dere­chos huma­nos”. Por otra parte hay silen­cios que atur­den, como el que se guarda frente a los atro­pe­llos a la inde­pen­den­cia judi­cial, con jue­ces per­se­gui­dos o ame­na­za­dos por no ple­garse a las direc­ti­vas del poder de turno. Ese mismo Alto Tri­bu­nal ha callado cuando sus sen­ten­cias, como en el caso “Sosa”, se incum­plen abier­ta­mente, sin que se impulse acción alguna con­tra los cabe­ci­llas de esa desobe­dien­cia. Y un tri­bu­nal que no puede lograr que se cum­plan sus fallos, queda al punto desacreditado.

Viene al caso recor­darle, señor Pre­si­dente, que ape­nas cua­tro años atrás usted declaró públi­ca­mente que “si un juez se siente pre­sio­nado (por el Poder Eje­cu­tivo) debe­ría renun­ciar” (La Nación, 11/4/2007). Como así tam­bién que “ya supe­ra­mos la etapa de la tran­si­ción, Ahora debe­mos pro­cu­rar que el Poder Judi­cial sea inde­pen­diente…” (La Nación, 3/9/2007).

Renun­cie, señor Pre­si­dente; se ha arro­di­llado y, peor aún, ha arro­di­llado al Poder Judi­cial ante los oca­sio­na­les fun­cio­na­rios del Poder Ejecutivo.

No desea­mos que ese Alto Tri­bu­nal sea recor­dado como la Corte que, cuando habló, lo hizo para sos­te­ner un doble están­dar jurí­dico o con­va­li­dar mane­jos de la emer­gen­cia eco­nó­mica y, cuando calló, dejó a la intem­pe­rie a los jue­ces y a la Jus­ti­cia, para que sean indig­na­mente pre­sio­na­dos y per­se­gui­dos por decir el Derecho.

Si el Alto Tri­bu­nal se decide alguna vez a hablar con la voz recta, del dar lo suyo de cada uno, nos encon­trará a su lado. Pero si per­siste en con­sa­grar la ile­ga­li­dad, la dis­cri­mi­na­ción, la injus­ti­cia y, con ellas, la dis­cor­dia, esta Aso­cia­ción lo denun­ciará aquí y en todos los foros que sea menes­ter. Ahora, esta­mos de pie, a la puerta del Pala­cio de Tri­bu­na­les, como tes­ti­mo­nios de la jus­ti­cia y la concordia.

Salu­da­mos al señor Pre­si­dente con la con­si­de­ra­ción que corresponde.

Mariano Gra­dín Alberto Solanet

Secre­ta­rio Presidente

Pando hizo referencia a los presos que tienen enfermedades terminales y que se encuentran sin atención médica. «Estamos pidiendo por los enfermos de cáncer. Que se los interne o bien, le den arresto domiciliario. Sin embargo, los médicos nos bicicletean y pasa el tiempo y muchos mueren. Nuestros presos no tienen derecho a nada. Hoy se violan las garantías constitucionales de ellos, si lo permitimos, mañana, le puede ocurrir a cualquiera».Finalizó.

Por Jackeline LUISI PARA SEPRIN
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