Parece evidente que el juez federal Norberto Oyarbide pretende reducir los riesgos judiciales para Sergio y Pablo Schoklender, dos parricidas condena completa y sus secuaces en la Fundación Madres. A éstos Bonafini los echó recién después de que el fraude tomara estado público. Oyarbide allanó Meldorek recién ayer, dándoles a los hermanos la ventaja del fin de semana, tiempo más que suficiente para que desaparecieran muchos papeles, pen drives, etc. Queda, sin embargo, la esperanza de que el coleccionista de autos, sintiendo que le están soltando la mano, repita públicamente que el ejecutaba lo que la comisión de madres le ordenaba. Lo cual, por otra parte, parece obvio.
El kirchnerismo y sus adláteres judiciales, con el tiempo, van puliendo sus técnicas y no se les puede negar habilidad. Así pasó con Ricardo Jaime y Héctor Cappacioli, que amenazaron con hablar y, a partir de entonces, cada vez tienen menos problemas con la justicia. Más ahora que los jueces federales y fiscales del fuero leen y creen las encuestas que la dan ganadora a CFK. Solamente podría haber justicia si las encuestas muestran en los próximos meses una alta probabilidad de ballotage. El frente judicial aparentemente lo tiene el gobierno controlado.
Final abierto
El Plan Federal de Viviendas Populares es un capítulo del programa de obra pública del Ministerio de Planificación. A éste se le agregan las obras de Vialidad Nacional, cuyos aportes empresarios a la caja oficial son gerenciados por Ernesto Clarence, alias Cabezón. El mismo que inventó las operaciones de retorno en billetes de 500 euros. Pero también están las obras de tendido eléctrico, en las que tiene el monopolio Electro Ingeniería, los caminos de Lázaro Báez, más diques y puentes, en donde hay una sobrefacturación sistemática. El retorno sería del 15% y las cuentas de esta fortuna se habrían acumulado en la célebre libreta negra de Néstor Kirchner. Después de la muerte de éste, la libreta estaría bien custodiada por Máximo y Osvaldo Sanfelice. Así es que Julio De Vido y José López, conscientes de que Sergio Schoklender es un trucho, igual le entregaban las multimillonarias partidas, sin auditar en lo más mínimo si las construcciones se hacían. La razón es que el parricida devolvía un retorno mucho más grande que otros. Y esto se explica porque, si una obra la hace una empresa de la Cámara Argentina de la Corrupción (CAC), a veces llamada Cámara de la Construcción, el contratista de obra pública paga un retorno del 15%. Ahora bien, si el contratista construye poco y nada, el retorno puede ascender hasta el 50%. De ahí que el parricida era un gran aportante a la causa. Pero sería un error subestimarlo, porque sabe mucho, es muy inteligente y seguramente se debe haber guardado pruebas por si algún día le sueltan la mano. En tren de hipótesis, si Schoklender termina preso, los secretos del escándalo pueden salir a la luz pública. En caso contrario, será otro caso más de desaparición de fondos cuyos secretos Kirchner se llevó a la tumba. En fin, como diría un filmado por Telenoche, “la platita está”.
Fuente: Por Guillermo Cherashny para el Informador Público