Tiene 13 años. Cinco menores la agredieron en la parada del micro. Según contó, la empujaron cuando venía un colectivo, pero el chofer, por suerte, frenó a tiempo. Le dijeron: «Volvé a tu país»
Es difícil suponer que chicos de entre 11 y 14 años puedan odiar a otro de su misma edad por el simple hecho de haber nacido en un país distinto; que quieran lastimarlo y lo llenen de insultos xenófobos, mientras lo “invitan” a golpes a volver a su tierra. Es duro asumir que la discriminación se encarne en un chico, pero parece que es posible. La familia de una nena de 13 años denunció que fue golpeada, pateada y arrojada al paso de un colectivo por un grupo de compañeritos de escuela liderados por una menor de 14 años que la venía acosando desde marzo. A seis días de la agresión, la víctima continúa con un cuello ortopédico y, de a poco, se van borrando las marcas que le dejaron en el cuerpo. Más difícil será que se le vaya el miedo, sobre todo porque la compañera que habría incitado el ataque fue sancionada con tres días de suspensión y hoy regresa al colegio.
La protagonista de esta historia se llama Fátima, es paraguaya, tiene 13 años y llegó a la Argentina a principios de 2011, para vivir con su abuela y sus tres tíos en Villa Ponsati. Consiguieron inscribirla en la escuela 125, ubicada en 116 y 82, y en una institución que le da clases de refuerzo por la tarde. Comenzó sexto grado y no tardaron en llegar los problemas.
“Hay una chica en el aula que me insultó desde el principio. Me decía: Paraguaya sucia, volvé a tu país…, y cosas así. Me cortaba mechones de pelo con una tijerita, hasta que un día yo le dije que estaba orgullosa de ser paraguaya y que no le había pedido el pan a ella”, recordó Fátima. No está claro si fue a consecuencia de esta respuesta lo que sucedió el miércoles pasado, pero no hay dudas de que pudo terminar muy mal. “Cuando salí de la escuela, me fui a la parada (de 118 y 82) para tomar el (micro) 15 (de la línea Este). Pero llegué después de las 12.05 y ya había pasado. En eso me rodearon cuatro chicos y esta chica de 14 años. Y alguien dijo: Andá a pegarle a la paraguaya”, contó la nena, aclarando que los cuatro varoncitos tienen entre 11 y 13 años y van a otros cursos de la misma escuela.
A partir de ese momento sobrevino lo peor. Según Fátima, “me empujaron a la calle y justo venía un micro, pero el chofer paró, yo volví a la vereda y el colectivo siguió. Ahí me empezaron a pegar, a tirarme del pelo y me caí al piso. Entonces me patearon”. Recuerda que al lado suyo había otros adolescentes, pero nadie intentó frenar la golpiza, que tuvo su punto final con la llegada de otro colectivo: “Ellos (por los agresores) se subieron y una amiga mía que estaba arriba los escuchó, se dio cuenta de lo que había pasado y bajó”, agregó la víctima. Esta vecina del barrio la asistió y la llevó a su casa, ubicada a pocos metros, desde donde llamaron a la abuela de Fátima, Feliciana Correa (48).
“Lo primero que hice fue llevarla a la escuela para que llamaran a una ambulancia -explicó la mujer-, pero la directora me dijo que fuera directamente a una salita del barrio”. Desde ese centro trasladaron a la menor al Hospital de Niños, donde le dieron varios puntos de sutura en la cara, le colocaron un cuello ortopédico y le hicieron distintos estudios para descartar lesiones internas.
La familia radicó la denuncia en la comisaría Octava.
“Quiero que se haga justicia”
La abuela de Fátima, la nena agredida (foto), se entrevistó con la directora de la escuela en busca de una solución al problema. “Me ofrecieron cambiarla de turno, pero eso no sería justo, porque se quedaría sin las clases de la tarde. Lo mejor sería que cambiaran a la compañera que le pegó, porque no es la primera vez que lo hace”, denunció Feliciana Correa, destacando que la misma menor “ya lastimó a la hermana de una amiga de mi nieta, también por ser paraguaya”.
Fátima volvió a clases al día siguiente del ataque porque no quería faltar a los exámenes, pero admite que tiene miedo y que sus ganas de quedarse en Argentina ya no son tan fuertes. Desde aquel miércoles, su tío la acompaña hasta la entrada y va a buscarla a la salida. “Yo sólo quiero que se haga justicia”, concluyó Correa.
Fuente: Diario Hoy