Diego abrió el camino de la victoria con una joyita de tiro libre, es el goleador del equipo en el torneo y el que mantiene a Lanús con esperanzas de título.
Por derecha, por izquierda o por el centro. Desde lejos o entrando al área. O, como ayer, de tiro libre. No importa cómo ni en qué momento del partido, sino que lo cierto es que cada vez que Diego Valeri toca la pelota es ineludible la sensación de que algo puede pasar: más allá del arribo de un jugador de renombre como Camoranesi, el Conde es el distinto que tiene el equipo.
Es que, desde su llegada, a principios de este año, la ilusión de los hinchas de Lanús se acrecentó. Porque de aquel Valeri que se fue a Europa luego de ser campeón en el Apertura 2007 (estuvo en el Porto y en el Almería) a éste que volvió hay algo que cambió: a la gran calidad técnica le agregó mucho más gol. De hecho, con la joyita que clavó anoche a los 11 minutos del primer tiempo y, para sorpresa de muchos, es el goleador del equipo en el torneo con ocho gritos, uno más que Romero (lo habría alcanzado si hubiese metido el penal).
Con los tantos a Arsenal, Newell’s, Quilmes (2), Boca, Vélez, Huracán e Independiente, el capitán fue el estandarte que mantiene vivas las esperanzas de conseguir un nuevo título para la institución. Incluso, ayer, cuando marcó el tiro libre y puso el 1-0 parcial, dejaba en ese momento a Lanús como único puntero ya que Vélez empataba. Sin embargo, con la posterior victoria de El Fortín, el equipo de Schurrer volvió a quedar a un punto del líder, por lo que no depende de sí mismo para poder dar la vuelta. Igual, y más allá de que si Vélez gana sus dos partidos será el campeón, la ilusión de Lanús está intacta gracias a la magia de su capitán, que no sólo juega y hace jugar sino que, en este 2011 sacó una faceta oculta que lo tiene a solamente dos gritos de Cámpora y de Stracqualursi, los máximos artilleros del Clausura. Aunque, eso, después de la joyita de ayer, sería una yapa. Recontra Valeri, Diego.
Fuente: Olé