Aviones de la OTAN lanzaron hoy sus más intensos bombardeos sobre Trípoli en varias semanas, horas después de un recrudecimiento de los combates en el frente este del país, que no registraba tanta actividad desde hacía días.
Los ataques de la OTAN ocurrieron antes de la madrugada y alcanzaron al menos cuatro sitios en la capital de Libia, y testigos dijeron que uno de los bombardeos pareció tener por blanco el complejo donde vive el líder Muammar Kaddafi.
La Alianza afirmó hoy que «no tiene prueba alguna» de que el líder libio esté vivo o muerto, aunque advirtió que el dato no les interesa.
Así lo aseguró el brigadier general Claudio Gabellini en un diálogo con periodistas en Nápoles, transmitido en Bruselas.
«No tenemos prueba alguna de que esté vivo o muerto, no sabemos qué está haciendo ahora Kaddafi», sostuvo el militar, según informó la agencia de noticias Ansa.
«A decir verdad, no estamos ni siquiera interesados. Nuestro mandato es proteger a la población civil libia y cumplimos este mandato golpeando objetivos militares, no individuos específicos», agregó Gabellini.
Uno de los ataques fue contra un edificio que según residentes era usado por la inteligencia militar libia, mientras que otro tuvo por objetivo un complejo gubernamental que de acuerdo a funcionarios era utilizado a veces por legisladores.
No quedó claro cuáles fueron los blancos de los otros dos bombardeos, pero uno de ellos provocó una negra nube de humo que se extendió sobre parte del centro de Trípoli.
Funcionarios libios no quisieron decir qué fue alcanzado por el ataque, pero el humo parecía salir del complejo de Kaddafi y su familia, que ya fue blanco de varios bombardeos de la OTAN, incluyendo uno que mató a un hijo y tres nietos del líder.
Funcionarios del gobierno afirmaron que cuatro niños resultaron heridos anoche en los ataques de la OTAN en Trípoli, al parecer por vidrios que estallaron por las explosiones, informó la agencia de noticias ANSA.
Los ataques llegaron un día después de intensos combates al sur de Ajdabiya, en el este de Libia, y en la sitiada ciudad de Misurata, y de que la ONU informara que más de 750.000 personas abandonaron el país norafricano desde que estalló el conflicto.
Ajdabiya queda 150 kilómetros al sur de Bengazi, la sede central de la insurrección, y desde allí los rebeldes pretenden avanzar hacia Brega, que tiene una terminal petrolera y el segundo mayor complejo de hidrocarburos de Libia, y está bajo control oficial.
A tres meses de desatada la rebelión, la situación está estancada desde hace semanas, y ni siquiera bombardeos de la OTAN a favor de los rebeldes iniciados en marzo lograron inclinar la balanza.
El oeste de Libia está bajo control del gobierno y el Este bajo dominio insurgente. Excepciones a este patrón son algunas localidades rebeldes del extremo oeste, fronterizas con Túnez, y la ciudad portuaria de Misurata, en la mitad occidental del país.
La ciudad quedó muy dañada por un sitio de dos meses del Ejército y sufre una severa crisis humanitaria.
Los rebeldes lograron hacer retroceder ayer a los soldados hasta unos 15 kilómetros de Misurata, avanzando hacia Dafnia con intención de seguir camino a Zliten, la próxima gran ciudad en la ruta a Trípoli.
Un barco cargado de provisiones médicas y comida para bebés logró atracar ayer en Misurata, el primero en hacerlo desde el miércoles pasado, cuando el Ejército lanzó cohetes a un buque que evacuaba a 1.000 trabajadores extranjeros.
Médicos de Misurata afirman que más de 1.000 personas murieron en la ciudad desde que comenzaron el sitio y los combates.
Más de 13.000 personas fueron evacuadas de la ciudad portuaria, que tiene una población de 300.000 residentes.
La ONU dijo ayer que aún hay unos 300 trabajadores extranjeros varados en Misurata.
Fuente: diariohoy.net