En un mensaje enviado a Mary Ann Glendon, presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, en ocasión de la 17ª asamblea plenaria del mencionado dicasterio cuyo tema es «Los derechos universales en un mundo de diversidad: el caso de la libertad religiosa», el Papa señala que este derecho está hoy amenazado «por actitudes e ideologías que impiden la manifestación libre de la religión».
«En consecuencia, hay que reaccionar, defendiendo y promoviendo el derecho a la libertad religiosa y de culto», exhorta.
«Como el hombre goza de la capacidad de elegir libre y personalmente la verdad, y puesto que Dios espera del ser humano una respuesta libre a su llamada, el derecho a la libertad religiosa debe ser considerado como innato a la dignidad fundamental de toda persona humana, en conexión con la apertura natural del corazón humano a Dios».
Benedicto XVI resaltó que «cada Estado tiene el derecho soberano de promulgar su propia legislación y de expresar diferentes posturas hacia la religión en el derecho. De hecho, hay algunos Estados que permiten una amplia libertad religiosa en nuestra comprensión del término, mientras que otros la limitan por una serie de razones, entre ellas la desconfianza en la religión».
«La Santa Sede sigue haciendo hincapié en el reconocimiento del derecho humano fundamental a la libertad religiosa por parte de todos los Estados, y les insta a respetar, y si es necesario a proteger a las minorías religiosas que, aunque profesen una religión diferente de la mayoría, aspiran a vivir con sus ciudadanos pacíficamente y a participar plenamente en la vida civil y política de la nación, en beneficio de todos», concluye.
La Asamblea de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales abordará trabajos en torno a los siguientes temas:
La coerción estatal y la persecución de los creyentes; las restricciones estatales a la libertad religiosa de las minorías; la presión social sobre las minorías religiosas que pueden o no ser sancionadas por el Estado, pero que sin embargo limita las libertades de esas minorías; y el crecimiento del fundamentalismo secular en los países occidentales, que considera a los creyentes una amenaza a la política secular, democrática liberal.+
Fuente: AICA