Miembros de la ONG Casa abierta María Pueblo, de la Fundación Buenos Aires Sida y del recientemente creado Instituto Nacional de Hombres contra el Machismo (INAHCOM), lanzaron en La Plata la campaña contra la violencia de género “260 hombres contra el machismo”. Para que no queden dudas, “la violencia de género no es sólo cosa de mujeres”.
Un hecho de enorme valor simbólico, destinado a cambiar algunos paradigmas culturales en los argentinos, se produjo ayer en la puerta de la casa del múltiple homicida Ricardo Barreda (48 entre 11 y 12), cuando hombres públicos y ciudadanos comunes alzaron la bandera de la lucha contra la violencia de género. Miembros de la ONG Casa abierta María Pueblo, de la Fundación Buenos Aires Sida y del recientemente creado Instituto Nacional de Hombres contra el Machismo (INAHCOM), lanzaron en La Plata la campaña contra la violencia de género “260 hombres contra el machismo”. Para que no queden dudas, “la violencia de género no es sólo cosa de mujeres”. Y una pancarta alzada por los presentes, con los nombres de las víctimas de todo el país, honradas con un minuto de silencio, fue una señal indiscutible, el punto de partida para desterrar el machismo de la representación colectiva y del accionar de varones y mujeres.
La referencia a los 260 hombres responde a la cantidad de femicidios de los que se tienen noticia, producidos en 2010, dado que en Argentina no existen aún datos oficiales sobre la cantidad de mujeres víctimas de ese flagelo.
El acto incluyó la invitación a los hombres presentes a firmar un documento simbólico que los compromete a rever las conductas cotidianas machistas, y un pedido de expropiación de la casa de Barreda para convertirla en un centro contra la violencia de género.
Participaron el intendente de La Plata, Pablo Bruera, referentes de distintos sectores políticos, miembros de organizaciones civiles, sindicatos e instituciones educativas.
“Es momento de que todos los varones -y también las mujeres- empecemos a atenuar nuestro machismo. Porque nacimos y nos formamos en una cultura machista”, señaló durante el acto José María Di Bello, de la Fundación Buenos Aires SIDA, y creador del Instituto Nacional de Hombres contra el machismo, junto con su esposo Alex Freyre. “Estamos en un momento ideal de la historia argentina para dar transformaciones culturales -continuó-, con un gobierno liderado por una mujer, cuyos ejes fundamentales son justamente mayor justicia, más inclusión, más igualdad. Este es el momento para dar esta batalla. Esta revolución nos tiene que llevar a ser más hombres y menos machos”, concluyó.
CÓMPLICES. Por su parte, Freyre le puso palabras a la indiferencia y la inacción: “No alcanzan los programas de televisión que denuncian la violencia de género ni el esfuerzo de las organizaciones de mujeres para terminar con el problema. Si los hombres no nos comprometemos, somos cómplices”, aseguró.
La pareja instó a los ciudadanos a abandonar la cultura machista en la que se vive, para no reproducirla, e invitó, a través de un documento de “compromiso ciudadano”, a realizar “una cotidiana evaluación personal sobre los comportamientos y actitudes machistas, y a no ejercer ningún tipo de violencia hacia las mujeres ni a otros integrantes del ámbito familiar”.
“Cada vez que criamos a nuestros hijos bajo el machismo estamos reproduciendo la violencia: el varoncito con el autito, el soldado y la pelota, y las nenas con las muñecas, la plancha y la cocina. Eso potencia el modelo, y deja a la mujer en un lugar desigual desde el arranque. Y les hacen creer que vendrá un príncipe azul a rescatarlas no sé de qué”, graficó Alex.
EXPROPIACIÓN. Así como la ESMA se convirtió en un Museo para la Memoria, o el lugar donde funcionó la Dirección de Inteligencia de la Policía bonaerense (DIPBA) hoy es la Comisión Provincial por la Memoria, integrantes de la Casa María Pueblo iniciaron gestiones ante la Legislatura bonaerense para que se expropie la casa que habitó Barreda en el centro platense con su familia y donde mató a escopetazos a sus hijas, su mujer y a su suegra, para que funcione allí un centro de referencia nacional e internacional que combata la violencia de género.
“Ojalá la casa sea un lugar para la memoria y para festejar la vida, para poder reflexionar sobre ese atrás que nos está condenando y dar la batalla cultural”, dijo sobre la iniciativa Di Bello.
Darío Witt, fundador de la Casa que brinda alojamiento y asistencia a mujeres víctimas de violencia, alertó sobre la existencia de personas que idolatran a Barreda, “modelo -dijo- del hombre machista”. “Y no me sorprende -continuó- que se hayan hecho estampitas con ‘San Barreda’, banderas de clubes de fútbol que lo apoyan o que Barreda firme autógrafos. No seamos hipócritas, quién no ha hecho un chiste con matar a la suegra o la ha tildado de bruja”, señaló e invitó a la reflexión.
“Tenemos que promover un cambio cultural revolucionario contra siglos de patriarcado. Si no tenemos igualdad verdadera entre hombres y mujeres, igualdad de derechos entre los géneros, la desigualdad no termina. Comienza en el ámbito familiar, pero las desigualdades se trasladan al campo laboral, administrativo, judicial, comunitario”, concluyó Witt.
Fuente: El Argentino