Por mandato de Kirchner, el diputado reclutó el año pasado a peronistas que se habían fugado del oficialismo para que compitieran en la interna abierta del 14 de agosto. Pero la reforma en la ley de internas impuesta por los intendentes cambió los planes y ahora muchos de estos dirigentes, con llegada a la Casa Rosada, piden competir directo en las generales pegado a Cristina.
No sólo Martín Sabbatella podría alterar la reelección de los intendentes bonaerenses, eje del poder político más consolidado y determinante del país. Con amparo de Cristina Kirchner, el diputado Juan José Álvarez podría promover a dirigentes peronistas a enfrentar a los jefes comunales.
“Juanjo” se acercó el año pasado a Néstor Kirchner con una misión: repatriar al peronismo a aquellos dirigentes que se mudaron a Unión Pro en 2009 pero quedaron sin destino fijo tras los comicios.
El objetivo era invitarlos a la interna del PJ con la tentación de obtener al menos un 10% que garantizaba mezclar candidatos en las listas finales. No hacía falta un discurso kirchnerista: alcanzaba con reivindicar la orgánica peronista.
Aceptaron el reto el ex diputado Juan Carlos Bonacorsi, de Bahía Blanca; Miguel Prince, ex intendente de Luján; Julio Carpinetti, concejal de Florencio Varela y ex titular del Ente de Reparación Histórica del Conurbano; Omar Szulak, ex rector de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, cercano a Felipe Solá en las elecciones del año pasado y el concejal lanusense Carlos Barbagallo, entre muchos otros que oscilaron en el peronismo disidente.
Este grupo se denominó Núcleo Unidad Peronista (NUP), que Juanjo conservaba con una doble vía: hablaba con Kirchner en Olivos y con el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, a quien lo tentaba con restarle juego a De Narváez.
Estuvo a punto de presentarlo oficialmente en reuniones del Consejo del PJ que nunca se hicieron y quedaron en el olvido con la muerte de Kirchner. Sin él nada cambió: Álvarez retomó sus gestiones con Cristina Kirchner y Juan Manuel Abal Medina, quien a fin de año apadrinó a este grupo con una cena en el Centro Asturiano de Vicente López.
El golpe lo recibieron con el cambio a la ley de internas que los intendentes forzaron en la Legislatura bonaerense. Con esa norma los jefes comunales volvieron eliminaron el sistema D’hont de las internas, como disponía la ley, que le permitía a los candidatos entrar en el reparto con n 10% de los votos. El PJ lleva ese piso a 25%.
La invitación a la interna dejaría de ser una tentación y la lista de una adhesión una buena opción. “No es así en todos lados. En el interior a algunos les puede convenir ir a la interna porque pueden ganar. Pero nadie va a ir a buscar una porción el 14 de agosto. Varios tienen partido propio e irán a la general”, explicó uno de los referentes del NUP.
Varios de sus miembros también están atentos a la decisión que tome el intendente de Tigre Sergio Massa, quien viene amagando con competir con Scioli en una interna.
La diferencia entre uno y otra opción es total: mientras en la interna se requiere un 25% para tener al menos un candidato a concejal; en la general, en los distritos numerosos se puede obtener una banca con poco más del 8%.
Para tener una lista de adhesión hará falta voluntad y la venia del Gobierno, que podrá instruir a sus apoderados a abrir las alternativas hacia abajo. Ya hay casos que le pueden ocasionar un dolor de cabeza a los intendentes.
El diputado Julio Rubén Ledesma, histórico mercantil del Gremio de La Matanza, podría estar más interesado en competir en la general que en romperse los cuernos en una interna que ya tiene varios candidatos inscriptos. Como todos, necesita que lo habilite Cristina, con las herramientas necesarias para tener la última palabra.
Fuente: www.lapoliticaonline.com.ar