Alassane Ouattara, con la ayuda de Francia y de la ONU, ya prepara su ofensiva final en la ciudad de Abiyan, para sacar definitivamente del poder a Lauren Gbagbo. Conflicto cerca de la Guerra Civil.
La batalla de Abiyán se acelera. Por una parte, los fieles del presidente electo, Alassane Ouattara, aseguran haber desencadenado ya la ofensiva final que les llevará hasta los últimos reductos donde se hacen fuertes los seguidores de Lauren Gbagbo. Por otra parte, Francia, ex metrópoli, ha decidido actuar. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha autorizado a las fuerzas francesas desplazadas en Abiyán bajo la bandera de la ONU a que disparen contra las armas pesadas de los seguidores de Gbagbo.
Sarkozy precisa que ha dado esta orden después de recibir la petición del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que se apoya en la resolución 1975 de la ONU, que autoriza el empleo de la fuerza para proteger a los civiles. Varios helicópteros franceses han disparado ya varios misiles en bases militares de los soldados de Gbagbo. Los helicópteros atacaron, precisamente, el palacio presidencial y la residencia de Gbagbo, que parece tener ya las horas contadas y que se oculta en alguno de estos dos lugares.
La decisión de Sarkozy coincide con el secuestro de varios extranjeros por parte de las fuerzas de Gbagbo que se encontraban en el hotel Novotel de Abiyán. Al menos dos son franceses, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores francés. “Los blindados de la ONU estaban allí y lo vieron todo, pero no podían intervenir”, ha explicado un periodista de la cadena de televisión LCI. Las tropas aliadas al presidente electo Ouattara habían entrado pocas horas antes en Abiyán fuertemente armadas. Para llevar a cabo la que consideran su ofensiva final cuentan con entre 4.000 y 5.000 soldados y decenas de carros de combate de las Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI) y de los antiguos rebeldes de las Fuerzas Nuevas.
La ciudad de Abiyan en la miseria
La población de Abiyán, la principal ciudad de Costa de Marfil, está sufriendo escasez de agua y de víveres tras el conflicto entre las Fuerzas de Defensa y leales a Gbagbo, según informó ayer la agencia de noticias africana APA.
Los cortes en el suministro de electricidad y de agua se suman a la falta de comida en los mercados, lo cual dificulta mucho la vida cotidiana. “No tenemos agua desde el viernes y no sabemos qué hacer. No podemos cocinar y nos morimos de hambre”, declaró a APA Isabelle Konan, del barrio de Cocody.
“En el mercado todo está excesivamente caro y los precios de los alimentos ya no están al alcance de todo el mundo”, según Marième Koné, quien recuerda que los precios “ya se habían triplicado” antes de que comenzaran los enfrentamientos.