El kirchnerismo se corroe internamente

A pesar de los éxitos electorales y de los pronósticos que le dan un triunfo claro sobre la oposición, el oficialismo no deja de crear internas que lo desgastan ante la sociedad. El papel de la presidenta Cristina Fernández y el oscuro panorama que se vive en la provincia de Buenos Aires.

El kirchnerismo parece no detenerse ante nada ni nadie, y es por eso que a pesar de los éxitos obtenidos en Catamarca y Chubut (donde el veredicto final se aproxima), no hace más que crearse conflictos a su interior, mermando su capacidad de relación con la sociedad y reflejando una realidad que hace peligrar su construcción política de cara a octubre.

Todo esto por supuesto, para disimular estar en pie, cuestión que este fin de semana quedó en evidencia que no es así, luego de los bloqueos a los talleres del diario Clarín, no permitiendo la normal distribución del matutino. Esto hizo que el kirchnerismo se topara rápidamente con la cruel mirada de la realidad, y es que le hicieron notar desde adentro mismo del núcleo duro del círculo áulico presidencial, con el pobre argumento de que ellos no tienen nada que ver con dichos bloqueos, dejando en claro la realidad política de que el interior K está al límite, a punto de hacer saltar todo por el aire.

El gobierno se encuentra en una encrucijada de la cual quiere salir pero no sabe cómo, ya que la tropa comienza a ver que hay oportunidades para todos en las listas, y por eso piensan en uno ú otro candidato, abriendo colectoras a raudales en todo el territorio nacional, perjudicando a más de un gobernador e intendente, lo que dejará heridos al interior del Frente para la Victoria , que querrán vengarse seriamente de aquellos que le quieren infligir algún tipo de daño.

Lo que se vive en Salta con las elecciones al pié del cañón, muestran a una presidenta que si bien se reconcilió con el gobernador Juan Manuel Urtubey y apoya públicamente su reelección en el cargo, por otro lado pone algunas fichas en el ex romerista y actual candidato por fuera del Justicialismo local, el diputado nacional Walter Wayar, a quien muchos kirchneristas ven como una renovación a lo que creen un liderazgo de Urtubey que no ha dejado paso a los hombres que responden a Cristina en la provincia norteña.

Por el momento, sólo la palabra de la Jefa de Estado es la que tiene peso en la toma de decisiones al interior del oficialismo, de ahí que sean muchos los que esperan a la gatera buscando un soporte a sus posibles candidaturas. Además, Cristina busca sumar adeptos a su proyecto como sea, no importa del sector político que vengan, de ahí el apoyo al partido creado por Luis D’Elía la semana pasada, y el sustento a muchas colectoras a nivel nacional, que tienen como objetivo central sumar votos para el proyecto nacional, perjudicando severamente los proyectos provinciales de muchos gobernadores.

Uno de esos gobernadores que se ve más perjudicado por este accionar de la Casa Rosada , es sin dudas Daniel Scioli, que tiene que asumir con hidalguía que desde Olivos se le imponga una colectora encabezada por el diputado filo K Martín Sabbatella, que puede poner en peligro su reelección en el sillón de Dardo Rocha. Además, que el nombre de Sergio Massa suene en la mente de muchos kirchneristas para socavar el poderío interno del ex motonauta, convierte a la provincia de Buenos Aires en el escenario central de la política nacional.

El tránsito hacia las definiciones de las alianzas y las candidaturas está generando en las principales fuerzas políticas de la Provincia una notoria intensificación de los movimientos internos que derivan en tensiones y crujidos. Mientras grupos ultra K apoyan formalmente la candidatura de Scioli, por el otro lado organizan listas contra los intendentes peronistas, tal como puede verse con lo que viene realizando el Movimiento Evita junto al sindicalismo que responde a Hugo Moyano, despertando el malestar de los barones del conurbano, que buscan quebrar estos espacios de poder sea como sea.

En el oficialismo se pudo ver en los últimos días a Daniel Scioli haciendo denodados esfuerzos para cooptar a los díscolos intendentes que integran el Grupo de los Ocho. De esa manera, busca debilitar un armado provincial por parte de Massa, que tiene como soporte central a este círculo de jefes comunales con el cual busca posicionarse de cara a una supuesta interna dentro del peronismo bonaerense. Nada asegura, sin embargo, que el compromiso del mandatario provincial de girar los fondos necesarios para realizar obras públicas hace largo tiempo prometidas para los municipios de esos jefes comunales, hará variar de ubicación electoral interna a estos dirigentes. Claro que tampoco nada asegura lo contrario, en un buen reflejo de la levedad y la fluidez que se verifican en el seno del ancho y heterogéneo universo del oficialismo.

Algunos grupos K, en cruda muestra de pragmatismo, apoyarán formalmente la reelección de Scioli, con el cual esperan ubicar a muchos de sus hombres como candidatos a legisladores en las nóminas oficiales. Pero, con el respaldo clave de áreas de la Casa Rosada , vienen intensificando el trabajo en los municipios del Conurbano, para parar allí candidatos que les peleen la intendencia a los jefes comunales, lo que no hace más que despertar la furia de los históricos del peronismo, que ven en esto un nuevo avance de la “transversalidad” contra sus liderazgos.

Ejemplo de esto último son las listas del Nuevo Encuentro de Sabbatella, o lo que sucede por ejemplo en el distrito más populoso de la provincia, como lo es La Matanza , donde Ricardo Bruzzese, un hombre apoyado por la líder de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, espera arrebatarle la comuna a Fernando Espinosa.

En ese contexto, que preocupa especialmente a los intendentes peronistas, éstos vieron recrudecer las desconfianzas y la tensión en su siempre difícil relación con Hugo Moyano. El ataque indiscriminado del sindicalista, que acusó genéricamente a “un intendente del Conurbano” de haber aportado elementos en su contra en el marco de sus iracundos gestos defensivos frente al exhorto de la justicia suiza, fue interpretado en el peronismo bonaerense como una señal de que nada ha mejorado en su vínculo con quien, “encima”, preside el partido, y se prepara para una dura batalla por lugares en todas las listas de candidatos que se escriban en la Provincia.

En los últimos tiempos está volviendo a resurgir en la boca de muchos dirigentes políticos, esa vieja confrontación que llevó a la Argentina por el mal camino de la violencia y por la cual corrieron muchos ríos de sangre, como es la de peronismo vs. Antiperonismo, de gorila vs. Oligarca, con la consiguiente confrontación estéril a la que lleva todo esto, y que en otros tiempos costó miles de vidas que llevaron al país casi a la destrucción social.

Inmerso el kirchnerismo en una crisis política que es innegable a su interior y que está empezando a hacerse patente en la provincia de Buenos Aires, el gobierno nacional debe acreditar con hechos concretos su capacidad para gobernar, por eso fue votado por más del 45 por ciento de los votos, ya que hay más de 40.000.000 de argentinos que están esperando que la crisis interna no llegue al río, perjudicando a los habitantes de esta bendita tierra.

Fuente: www.agenciacna.com