Un alumno de 15 años baleó en la cara a otro en el aula

Un estudiante de la Escuela N° 10 de Ensenada gatilló tres veces un revólver calibre 22, dentro de un aula donde cursa octavo año junto a otros 30 alumnos. Las dos primeras, la bala quedó en el tambor. La tercera fue la vencida: el proyectil dio de lleno en la cara de un compañero, también de 15 años.

«¡Me pegaste un tiro!», llegó a increparlo la víctima, antes de que una ambulancia la llevara al hospital Cestino, luego al de Berisso y, finalmente, al Instituto Privado La Ribera, donde anoche era intervenida quirúrgicamente para intentar extraer la bala, alojada en el maxilar.

Ocurrió a las 9.20, cuando cursaban inglés. El agresor, identificado por la policía como G., sacó el revólver, lo puso dentro de un buzo y dejó ver la punta, entre un grupo de cuatro adolescentes. «Gatilló dos veces; me apuntó a mí, pero la bala no salió. Tiró una tercera vez y le dio a un compañero», dijo uno de los chicos a LA NACION. «Oí un estruendo y luego, un impacto en la cara», declaró F., la víctima, a la policía.

Con el disparo, el agresor se asustó. Puso el arma en una mochila que sus compañeros dejaron en el baño de la escuela, en un intento por encubrirlo. Finalmente, confesó. Fue trasladado a la comisaría 1a de Ensenada, donde prestó declaración ante el fiscal de Responsabilidad Juvenil Juan Benavídez, que ordenó su aprehensión interina. La escuela, en tanto, lo suspendió preventivamente por tres días.

Ante el fiscal, el chico declaró que encontró el revólver -marca Pasper, plateado, con la numeración borrada- camino a la escuela. Algunos de sus compañeros dijeron a LA NACION que la pareja de la mamá del menor trabaja en una fuerza de seguridad.

«Fue grave. Sucedió en una escuela donde un arma no tendría que haber ingresado. Este hecho nos ha afectado muchísimo», dijo la inspectora de zona, Graciela Mosquera. «Es preocupante. Los chicos no deben manipular armas y, mucho menos, dentro de una escuela», sostuvo la directora provincial de Educación Secundaria, Claudia Bracchi. La escuela convocó inmediatamente a un consejo de convivencia integrado por docentes, padres y alumnos.

Fuente: La Nación