La estructura de las familias en la Argentina mostró una reducción en la participación de los hijos del 41,5% a 39,7% del total de los miembros, lo que significó pasar de 15,86 millones a 16,09 millones de chicos entre 2004 y 2010. Esto «responderían al avance de la longevidad y a las dificultades de los nuevos adultos para acceder a la vivienda propia o alquilada».
No parece una sorpresa que en el término de apenas seis años se verificara una sostenida disminución de la proporción de niños en las familias, pero sí parece novedoso que aumente la proporción de «otros familiares» viviendo bajo el mismo texto, según explica un estudio del instituto Idelas de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de Buenos Aires en base a datos del Indec.
Según los expertos de la casa de altos estudios esas variaciones, que surgen de los indicadores demográficos difundidos por el Indec, esta situación «responderían al avance de la longevidad y a las dificultades de los nuevos adultos para acceder a la vivienda propia o alquilada», según la Encuesta Permanente de Hogares correspondientes al tercer trimestre de 2010 en comparación con los de igual período de 2004.
«La estructura de las familias mostró una reducción de casi dos puntos porcentuales en la participación de los hijos, de 41,5 a 39,7% del total de los miembros. Significó pasar de 15,86 millones a 16,09 millones, con un crecimiento nominal de apenas 228 mil personas, cuando sólo de haber mantenido el aumento vegetativo de la población tendría que haberse expandido en algo más de 729 mil niños», explica el informe.
Al respecto, los técnicos del Idelas-UCES consideran que «se trata de una pérdida irrecuperable de 500 mil almas para el mercado de trabajo hacia 2025, aproximadamente, lo que marca una escasez futura excepto que se compense con el aliento de movimientos inmigratorios»
El Instituto considera que «ese no es un bache menor, y debe constituir una señal de alerta para la dirigencia política, de cara al mediano y largo plazo, porque anticipa una significativa reducción de la población económicamente activa en perspectiva. De ese modo, podría asistirse a un límite para el desarrollo del país, salvo que comience a pensarse en un modelo productivo de más capital intensivo, el cual luce consistente con las elevadas cargas patronales que persiste sobre la nómina salarial».
Esto acompaña las tendencias de los jóvenes a unirse en pareja y postergar la decisión de procrear que se observa en gran parte del mundo, pese a que no ha afectado la participación de los cónyuges en el núcleo habitacional.
Estructura étarea del grupo familiar
Idelas-UCES también detectó que «la franja de hasta nueve años fue la que perdió mayor gravitación relativa, de 16,8% en 2004 a 15,4% en la actualidad, seguida por la de 20 a 29 años de 17,4 a 16,2% del total del grupo habitacional. En menor medida, redujo su incidencia el segmento de 10 a 19 años, de 17,3 a 17%, mientras que entre los mayores la menor incidencia de la franja comprendida de 50 a 59 años, en cuatro décimas de punto porcentual, fue ampliamente contrarrestada con el avance en 0,9 puntos porcentuales de la que abarca a los de 60 a 69 años y 0,7 pp la de 40 a 49 años, con 12,1% del total», agrega el informe.
Las proporciones llevadas a cantidad de personas involucradas indican que el total de niños de hasta 9 años se contrajo en 180 mil y en 567 mil respecto del crecimiento potencial que se proyectaba seis años antes, abarcando en la actualidad a 6,4 millones de personas.
Parte de esa contracción se compensó con el incremento que se verificó en el segmento siguiente, de 10 a 19 años en 276 mil personas, aunque también cotejado con el valor hipotético de tendencia exhibió un rezago de más de 120 mil adolescentes, al sumar 6,9 millones de individuos.
Agrega el estudio de Idelas-UCES que «en el tramo de 20 a 29 años las estadísticas reflejan una disminución de ese universo en 8.600 adultos jóvenes en términos lineales, pero que significa una baja de 486 mil personas si las 6,6 millones estimadas al tercer trimestre de 2010 se las compara con las más de 7 millones que habría alcanzado si hubiera crecido como el promedio de la población total».
Por el contrario, en los estratos etáreos superiores se registraron aumentos generalizados en la cantidad de personas, siendo los más significativos los correspondientes a los de 30 a 39 años, con un incremento de un millón de personas, a 5,9 millones, el cual excedió en 729 mil al proyectado seis años antes, el de 40 a 49 años con 547 mil personas, sumó 4,9 millones, superando en 284 mil al potencial y la de 60 a 69 en 520 mil, con un sobre crecimiento de 365 mil personas, a 3,1 millones.
Las franjas de 50 a 59 años y de más de 70 años experimentaron entre 2004 y 2010 sendos aumentos de 73 mil y 127 mil personas, aunque se ubicaron 162 mil y 41 mil, respectivamente, por debajo del potencial, al totalizar 4 millones y 2,9 millones, en cada caso.
Fuente: Infobae.com