Absuelven a un joven que estuvo preso casi tres años por un doble homicidio

Un tribunal oral de Mercedes consideró que no había pruebas sólidas contra Maximiliano Bietti, quien en el momento del doble crimen tenía 18 años. El fiscal lo acusó de haberlas matado para quedarse con una herencia.

Pasó dos años y ocho meses preso y ahora recuperó la libertad luego de que el Tribunal Oral Nº 1 de Mercedes lo absolviera por los crímenes de su madre, Isabel Liliana Cavaco, de 39 años, y su abuela Isabel Elvira Da Silva Cunha, de 59. Ambas habían sido asesinadas con un cortafierros en 2006, en su casa de Moreno. Maximiliano Bietti, que en ese momento tenía 18 años, fue el único imputado por la fiscalía. Ahora, demandará al Estado y al fiscal por haber pasado tanto tiempo detenido “sin pruebas en su contra”, indicó a Tiempo Argentino su padre, Andrés Bietti. Mientras tanto, el doble crimen sigue impune y las hipótesis de un ajuste de cuentas o una venganza vuelven a cobrar fuerza.
El juicio comenzó el 14 de febrero y en sólo siete audiencias el tribunal resolvió absolver de culpa y cargo a Maximiliano, quien el jueves recuperó su libertad.
La masacre ocurrió el 12 de diciembre de 2006 en el chalet de Aristóbulo del Valle al 1600 de la localidad de Paso del Rey, partido de Moreno. Según establecieron los peritos, primero fue asesinada la abuela en el lavadero y poco después la madre en su oficina. El o los asesinos golpearon salvajemente a las víctimas con un cortafierros, que fue encontrado detrás de un sillón, y después, acaso para asegurar la muerte de las mujeres, les colocaron bolsas de nylon de supermercado en sus cabezas.
Con ese escalofriante cuadro se encontró Maximiliano alrededor de las 11 de la mañana de ese día cuando se despertó –según su versión– luego de que un veterinario tocara el timbre porque tenía que peinar a los cuatro caniches de la madre del joven. Andrés Bietti, su padre, que estaba separado de Isabel Cavaco desde hacía 12 años, fue uno de los primeros en llegar al lugar y llamar a la policía. “A él lo detienen al año y medio del hecho, el 25 de julio de 2008. El fiscal Mariano Navarro ordenó los procedimientos con una investigación absolutamente imparcial, un mamarracho” dijo Bietti.
“Es una casa muy particular y todo ocurrió en el fondo, en la oficina donde la abuela hacía la gestoría.” Así justificó el padre que su hijo no escuchara nada aquella mañana.
Los investigadores rápidamente descartaron que se hubiera tratado de un robo, ya que las puertas y ventanas no estaban forzadas. Además, no había nada revuelto y encontraron elementos de valor como dinero en efectivo, joyas y electrodomésticos.
En la instrucción, el fiscal sostuvo que el joven a los pocos días de los crímenes había intentado firmar documentos por la sucesión de los bienes. Ese indicio sumado a otros similares conformaron la estrategia de la fiscalía para vincular los asesinatos a la herencia familiar. Pero los jueces consideraron que las pruebas no eran suficientes.
“El abuelastro de Maxi vivía en la casa pero en el momento del hecho estaba en Corrientes. Fue él quien pergeñó una estrategia de que mi hijo había sido el autor”, explicó Bietti. “Seguro que fue para sacarlo del medio de la sucesión. No es que sean los Fortabat pero hay dos coches, una casa y un fondo de comercio en el medio”, añadió.
Según la familia Bietti, el oscuro pasado de la pareja de la abuela de Maxi podría tener directa vinculación con los crímenes. El hombre tiene una pena en suspenso por adulteración de películas y tendría aceitados vínculos con comisarios de la Bonaerense y la Federal, al igual que con dirigentes políticos de Moreno. “Nunca anduvo del lado de la ley”, resumió Andrés Bietti. “Todo esto tiene que ver con una especie de ajuste de cuentas o una venganza”, agregó.
Ahora, Maximiliano vive con su abuela paterna en Moreno y está buscando trabajo e intentará continuar sus estudios de diseñador y programador de videojuegos. < Fuente: El Argentino