El enganche mostró una buena forma en los entrenamientos y Falcioni, de borrado, pasó a tenerlo como el jugador clave del equipo. El domingo, su equipo afrontará una prueba de carácter frente al sorprendente Olimpo
De borrado a clave. En Boca, desde hace tiempo, pasan cosas raras, que no terminan de cerrar. Pero así es el “mundo xeneize”, donde la vorágine y los resultados carcomen el pasado y el futuro. El domingo, otra vez, Juan Román Riquelme será la pieza fundamental del Boca de Falcioni, el mismo que hace semanas atrás lo había sacado del equipo por no estar apto desde lo físico.
¿Por qué Falcioni optó por dar marcha a atrás y llenar de flores al enganche? Por una necesidad lógica de desgaste. Los resultados negativos ante Godoy Cruz, All Boys, Vélez y San Lorenzo, dejaron al entrenador en el abismo, con todas las miradas puestas en él, desde las dirigenciales hasta la de los hinchas, que en su mayoría reprobaron la salida del “10” del equipo.
Esta semana Falcioni endulzó los oídos de Riquelme. “Es el jugador más importante que tenemos”, dijo “Pelusa”. La relación, que parecía quebrada, se restituyó por un mismo compromiso: sacar adelante a Boca. Los entrenamientos de fútbol de Román estuvieron a la altura de lo que necesita el equipo. Goles, buen juego, rapidez mental y sociedades, cuatro factores que escasean en el esquema de Falcioni.
Claro, la pregunta es si Riquelme podrá cambiar el rumbo temporal de un Boca que no encuentra respuestas desde hace un par de campeonatos. Será un golpe de efecto, aunque lo más importante será el golpe que se de en la cancha. Con Riquelme volverá el fútbol a la mitad de cancha, por encima de la recuperación y el equilibrio en el que tanto insiste Falcioni. El domingo será un día clave. Riquelme quiere estar a la altura de lo que precisa Boca. Y Julio César espera que su operación surja efecto. Olimpo será la prueba. Aprobar o reprobar, esa es la cuestión.
Fuente: Infobae