“La Cámpora se armó en base a planes asistenciales”

La política argentina atraviesa uno de sus momentos más complicados, ya que a la innumerable cantidad de internas que hay en los partidos, se le suma una realidad social difícil, con un fuerte descreimiento en el accionar de los partidos políticos por parte de la población.

La llegada del kirchnerismo al poder allá por mayo de 2003, abrió la posibilidad de acceder a una nueva forma de hacer política, basada en la unidad de los movimientos sociales con los partidos tradicionales, que pudiera servir para un mejor desarrollo en la calidad de vida de los ciudadanos.

Pero el tiempo pasó, y la realidad marca que el oficialismo ha caído en los mismos errores que criticaba de sus antecesores en el poder, generando gran rechazo en un amplio sector de la sociedad. En diálogo con la Agencia de Noticias CNA, el líder del Partido Obrero (P.O), Jorge Altamira, aseguró que “militantismo kirchnerista que se ve hoy, es un recurso político de emergencia: en los ‘90 fue privatizador y menemista, y en diciembre de 2001 apaleó militantes en Río Gallegos”.

El histórico referente de la izquierda nacional, afirmó que “la actividad de reclutamiento de La Cámpora y los piqueteros cooptados por el gobierno en los barrios está armada en función de planes asistenciales. Hacia allí dirigen también a los que reclutan en el medio estudiantil. Entre el estudiantado, la batuta la lleva Carta Abierta, que da letra a los movimientos”.

Según Altamira, “es común en el nacionalismo ir a los barrios y dejar las fábricas y sindicatos a la burocracia sindical. La Cámpora es un intento de regimentar a la juventud desde el poder; sus dirigentes no son cuadros, o sea, en función de un proyecto político, sino todos funcionarios, cuyo proyecto es seguir agarrados a la teta del Presupuesto nacional”.

En otro orden de cosas, el titular del P.O habló sobre la detención y procesamiento del líder de la Unión Ferroviaria , José Pedraza, por el crimen de Mariano Ferreyra. “La camarilla de Pedraza integra una coalición económica y política con los K en los ferrocarriles urbanos, en el Belgrano Cargas y en la secretaría de Transporte”.

Y continuó: “Cristina Fernández de Kirchner la bendijo en noviembre de 2009, cuando inauguró un policlínico con Pedraza, y en el acto en River. Esta coalición, que sigue aún hoy, convierte al gobierno en responsable general o último de los crímenes que comete la burocracia sindical. Hay que sumar a esto la defensa, por parte del Estado, de un régimen que estatiza a los sindicatos por medio de una burocracia empresaria”.

Finalmente, Altamira trazó un panorama de lo que viene sucediendo en el mundo árabe y los procesos de movilizaciones que ya terminaron con los gobiernos de Hosni Mubarak en Egipto y el de Ben Alí en Túnez, y amenaza a los regímenes autocráticos de Libia, Bahrein y Yemen.

Para el dirigente del P.O, “las revoluciones árabes ya han modificado fuertemente la situación mundial, y debilitado el poder internacional del imperialismo. Esas revoluciones ya ejercen una influencia político-moral, como ocurre en la lucha de los sindicatos norteamericanos en Wisconsin, Ohio e Indiana. Lo mismo ocurre con respecto a las naciones europeas mediterráneas, que ya se encuentran en lucha para enfrentar la crisis capitalista mundial”.

“Como el arma fundamental de la guerra es el dinero, el aporte internacional que recibe Gaddafi es decisivo para su performance militar. Sintomáticamente, las ‘agresivas’ posiciones adoptadas por la ONU y la OTAN contra el ‘jefe máximo’ de Libia no incluyen el embargo petrolero. El imperialismo no le ha bajado el pulgar a Gaddafi; para hacerlo, espera que éste haya doblegado a la oposición y que empuje a la misma a ponerse bajo la tutela del imperialismo”, concluyó Altamira.
Fuente:www.agenciacna.com