El kirchnerismo y el poder sindical

El titular del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, Rosendo Fraga, hace un análisis sobre la relación histórica que han tenido los diferentes gobiernos con el sindicalismo nacional, haciendo hincapié en el kirchnerismo y su estrecha ligazón con Hugo Moyano.
Desde comienzos de los años setenta el sindicalismo nunca acumuló tanto poder como con el kirchnerismo.

El gobierno militar intervino los gremios y suspendió la actividad sindical. Recortó el poder de los sindicatos y modificó desde una perspectiva pro-empresaria la legislación laboral del gobierno peronista del período 1973-1976, que había consolidado una fuerte estructura gremial. Pero al mismo tiempo no innovó sobre los dos pilares básicos del poder sindical argentino: la personería gremial que reconoce un solo gremio por actividad y las obras sociales que da a los sindicatos el manejo de la salud de los afiliados.

Alfonsín intentó sin éxito quebrar dicho modelo que no había afectado el gobierno miliar, pero fracasó frente a la oposición del peronismo, solidario con los intereses del sindicalismo. El rechazo en el Senado del proyecto de ley destinado a establecer la pluralidad sindical y los trece paros generales realizados por la CGT de Saúl Ubaldini, marcaron los límites del sindicalismo a Alfonsín.

Menem tampoco se planteó alterar los pilares básicos del poder sindical, pero sí flexibilizó la legislación laboral, yendo más allá de donde había ido el gobierno militar de acuerdo a la etapa de globalización que predominó en el mundo en los años noventa. Desde esta perspectiva, redujo algo el poder sindical, pero al mismo tiempo supo asociar a los sindicatos con las privatizaciones a través de diversos programas de participación accionaria. Los gremios, con pragmatismo, terminaron creando sus propias AFJP y ART, aceptando las nuevas reglas de juego.

De la Rúa sufre los límites del poder sindical con el escándalo en el Senado por la denuncia de sobornos para que fuera aprobada una mayor flexibilidad laboral. Duhalde en su interregno tiene a los sindicatos como firmes aliados, pero en el contexto de recesión y alta desocupación que le tocó gobernar durante casi 17 meses los sindicatos no recuperaron poder.

Es en los siete años del kirchnerismo cuando el sindicalismo realmente logra construir poder como una parte vital y decisiva de su coalición política.

Cuatro décadas atrás la industrialización, y no los commoditties, aparecía como la alternativa económica para América Latina. Entonces, metalúrgicos y textiles -Lorenzo Miguel y Casildo Herreras- eran los dirigentes sindicales más importantes.

Ahora, cuando la exportación de materias primas en general para el mundo emergente y los alimentos en particular para la Argentina son el eje de la marcha de la economía, no es casual que camioneros y rurales (Hugo Moyano y Gerónimo Venegas) aparezcan como los dirigentes sindicales más importantes.

A mediados de los años setenta Lorenzo Miguel, entonces secretario general de los metalúrgicos, era el titular de las 62 Organizaciones Peronistas y Casildo Herreras, el de los textiles, el secretario general de la CGT. Ahora es Hugo Moyano, secretario general de los camioneros, quien preside la central obrera, y Gerónimo Venegas, titular del gremio de trabajadores rurales, quien preside las 62 Organizaciones Peronistas.

A comienzos de los años setenta, el gremio gastronómico, liderado por el experimentado Ramón Elorza, tenía poco peso social y económico. Pero ahora, con el desarrollo del turismo, este gremio, cuyo secretario general es Luis Barrionuevo, ha multiplicado por varias veces su cantidad de afiliados.

En este contexto, Hugo Moyano se transformó durante el kirchnerismo en la expresión más relevante del poder sindical argentino en la primera década del siglo XXI.

En la elección presidencial de 2003 apoyó la candidatura presidencial de Adolfo Rodríguez Saá, no la de Néstor Kirchner.

Pero con su pragmatismo, al año siguiente llega a la secretaría general de la central obrera, primero como miembro de un triunvirato y después como único titular de la CGT.

Durante los años del kirchnerismo en el poder, Moyano logró una acumulación de poder singular. Su gremio de camioneros se transformó en un gran sindicato de logística, absorbiendo afiliados de diversas organizaciones gremiales; organizó y consolidó la Central Argentina de Trabajadores del Transporte, alineando a las organizaciones sindicales de marítimos y puertos, ferrocarriles, aeronáuticos y autotransporte; articula la central sindical de la cadena agroindustrial, que puede parar la exportación de granos; logró designar a hombres de su sector en todas las subsecretarías de la Secretaría de Transporte, que hasta hace poco tiempo ejerció un discutido hombre de confianza de Néstor Kirchner, Ricardo Jaime.

Su avance en el Congreso fue relevante, ubicando a su abogado más importante (Recalde) en la Comisión de Legislación Laboral de la Cámara de Diputados. En la Justicia ha logrado designaciones de magistrados afines en el fuero laboral.

En lo político, y con el apoyo de Néstor Kirchner, fue designado titular del PJ bonaerense, y al morir el ex Presidente ha quedado como el Vicepresidente del PJ Nacional.

El ámbito empresario y económico no han sido ajenos a su accionar y su familia se ha desplegado en las estructuras de poder sindical y en las empresas que funcionan alrededor de los sindicatos.

Los cortes y bloqueos a empresas han sido un instrumento común en manos de Moyano, quien recientemente en varias oportunidades bloqueó la distribución de los diarios Clarín y La Nación, asumiendo un rol activo en el conflicto entre el oficialismo y estos medios.

Esta gran acumulación de poder político no ha estado exenta de algunos problemas. El chofer de uno de sus hijos fue procesado y detenido por disparar armas de fuego en un incidente gremial. El asesinato por encargo del tesorero de su gremio es un hecho que no ha sido esclarecido. El militante del PO ultimado en octubre en Barracas por barras bravas que respondían al gremio ferroviario -alineado con Moyano y el oficialismo-, complicó su relación con Kirchner días antes de su muerte. Las causas por los medicamentos adulterados adquiridos por la obra social de su gremio y la facturación falsa de prestaciones para cobrar subsidios, siguen abiertas en la justicia federal y avanzan con tiempos marcados por la política.

Pero la relación entre el kirchnerismo y Moyano es uno de los matices -¿o diferencias?- que parecen percibirse en las acciones políticas del matrimonio Kirchner. Para la Presidente se trata de una relación de necesidad, algo que no parece ocultar.

La detención del dirigente sindical más próximo a Duhalde, Gerónimo Venegas, mostró que Moyano, entre el alineamiento político con el kirchnerismo y la defensa corporativa del sindicalismo, optó por esta.

De ahora en más, en un año de elecciones presidenciales la relación entre el kirchnerismo y el poder sindical representado por Moyano no será fácil y hasta puede transformarse en un conflicto político interno dentro del oficialismo.

Autor de Nota: Www.nuevamayoria.com