La poderosa Cámara Argentina de la Construcción envió un inédito cuestionamiento al gobierno

La entidad que maneja Gustavo Weiss fue un aliado histórico del kirchnerismo. Reclamo por los durmientes.

La relación casi idílica que han mantenido las empresas constructoras locales con la administración kirchnerista en los últimos 12 años, gestionada con generosidad presupuestaria por el ministro Julio de Vido, registró un sorpresivo y marcado quiebre que promete dejar su impacto en el proceso electoral.

Ante la falta de respuestas a las inquietudes que se venían tratando en forma reservada, la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) decidió salir a plantear públicamente los reclamos que se han acumulado por pagos atrasados en obras y en particular los inconvenientes con la renovación de vías.

Por medio de una nota oficial entregada el último viernes, las autoridades de la CAC le plantearon al ministro de Transporte, Florencio Randazzo, que intervenga ante el problema que generan los nuevos durmientes de hormigón que se rompen al paso de los trenes en las vías recientemente reparadas.

Pidieron también que el Gobierno se ponga al día con los certificados de obras impagos y que extienda los plazos de terminación de las obras que se vieron retrasadas por la demora en la entrega de los materiales que corrían por cuenta del Estado.

“Venimos a transmitirle la grave preocupación de la que nos han dado cuenta varias de las empresas que son miembros de nuestra institución y que participan de la ejecución del plan de obras de modernización de vías de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF)”, destacó la entidad en la nota remitida al ministro.

Firmada por el presidente, Juan Chedick y el vice, Gustavo Weiss, verdadero hombre fuerte de la entidad; la carta apuntó sus dardos contra la conducción de la ADIF que encabeza Ariel Franetovich con quien mantienen una tirante relación desde hace varios meses.

El presidente de la ADIF, Ariel Franetovich, posa junto a rieles traídos de España.

Al analizar la situación planteada con las obras de renovación de las vías entre Buenos Aires-Mar del Plata y en el corredor Retiro-Rosario, la CAC destacó que “desde su comienzo esos contratos fueron afectados por diversas dificultades como la demora en la liberación de las trazas, la necesidad de construir desvíos provisorios no previstos para hacer posible el tránsito de los trenes y la falta de aprobación de los proyectos ejecutivos y planes de trabajo”.

La entidad remarcó que a lista de contratiempos también se sumaron “la falta de entrega en término de las provisiones a cargo de la ADIF (en especial de los rieles a ser colocados en los ramales); la imposición de multas y la realización de descuentos sin atender los argumentos esgrimidos por las empresas en sus descargos”.

Con respecto a los nuevos durmientes de hormigón que no resisten el paso de las formaciones de pasajeros—tema que fue anticipado por LPO—, la cámara le advirtió a Randazzo que “las fallas se registran en los materiales fabricados por un proveedor homologado por la ADIF” y que “dada la importancia que representa para todas las empresas la imprescindible seguridad que debe existir en el tránsito ferroviario se requiere la intervención oficial para adoptar las medidas sean necesarias”.

El planteo de la CAC al Gobierno comenzó a gestarse a principios de la semana pasada en una reunión de los empresarios que conforman la “comisión ferroviaria” de la entidad. Todas las contratistas que están cambiando las vías a la costa atlántica y a Rosario se quejaron por la actitud de la ADIF de no reconocer el serio problema que saltó sobre el tapete con los durmientes de hormigón que se quiebran a medida que circulan los trenes.

De talle de uno de los durmientes rotos.

Según el relevamiento que hicieron las empresas, los inconvenientes se registran con los durmientes que fueron provistos por la empresa marplatense DHASA que pertenece al grupo Solana y que bajo la gestión de Franetovich se ha quedado con varios contratos de suministros de materiales y de obras de infraestructura en vías y estaciones.

Si bien en casi todos los tramos en que fueron divididas las obras se verificaron problemas con los durmientes, el caso más llamativo se dio en las cercanías de la estación Ramallo del corredor Retiro-Rosario, donde en un sector de 50 kilómetros el 25% de los durmientes que fueron colocados en los últimos meses ya se encuentran quebrados y rotos.

El malestar con la ADIF aumentó en los últimos días cuando los funcionarios que responden a Franetovich presionaron a las constructoras para que remplacen los durmientes defectuosos pero sin reconocerles remuneración alguna por esa tarea.

Según los cálculos de las empresas, cada cambio de durmiente costaría entre 2300 y 2700 pesos.

De acuerdo con los cálculos que barajan las empresas, cada cambio de durmiente fallado tendría un costo en mano de obra y maquinarias que oscila entre los $ 2.300 y $ 2.700.

En la nota a Randazzo, la cámara destacó para resolver este punto “deberán acordarse previamente los precios reales, los nuevos plazos y las formas de certificación y pago de las tareas de reposición de los durmientes”.

Con respecto a las otras cuestiones conflictivas, la entidad resaltó que las soluciones pasan por “recomponer los contratos de las obras, adecuando los plazos, regularizando los planes de trabajo, aprobando los proyectos ejecutivos pendientes, normalizando la provisión de rieles y considerando los argumentos expuestos por los contratistas respecto de las penalidades aplicadas”.

La nota finaliza con sugestivo pedido de audiencia al ministro para que los timoneles de la CAMARCO y las empresas afectadas puedan “exponer personalmente y con la imprescindible claridad que únicamente puede provenir de la comunicación personal todos los problemas planteados”.

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