Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas, el peso se devaluó un 192%, respecto del dólar, pasando de $ 3,14 a $ 9,18.
Según el estudio, que fue publicado hoy por El Cronista, la devaluación del peso se profundizó durante el 79% de los días hábiles del gobierno de Cristina Kirchner, desde el 2011.
Mientras tanto, el dólar blue bajó unos 17 centavos y se vende a $14,87 en la City. Por su parte, el dólar oficial se está vendiendo sin cambios a $9,24 en el microcentro porteño.
No obstante, a pesar del respiro que está teniendo el Banco Central estos días, la brecha cambiaria es de un 63%. Por otro lado, los esfuerzos para contener el dólar no fueron pocos para el BCRA, que ayer debió vender 90 millones de dólares.
De esta forma, puede verse que los datos echan por tierra el relato oficial que desmiente el descontrol de la moneda extranjera y la inflación. Las últimas corridas del dólar parecen recordar que estos problemas son más una simple estrategia de la oposición, y algunos medios, para “asustar” a la población.
Es más, según puntualiza en portal Diario Hoy, se están destinando entre 50 y 100 millones de dólares por día para contener al dólar oficial, que salen de las reservas de la entidad. A ese montó cabría sumar los bonos dolarizados de la Anses, que también se están destinando para mantener al «blue» debajo de los 15$.
En este marco, el gobierno pretende tranquilizar a la población sobre la turbulenta política económica argentina, aunque los esfuerzo desmedidos para mantener a raya la moneda extranjera, digan otra cosa.
«El Banco Central tiene todos los instrumentos financieros y de supervisión para acotar la volatilidad, para evitar cualquier tipo de maniobra, por lo cual garantizamos absolutamente que los argentinos van a poder votar en paz», aseguró hoy el presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, en un intento de calmar los ánimos.
De esta forma, lejos de ser una maniobra para «asustar», la volátil situación de las finanzas argentinas es una realidad que, a pesar de ser negada en el plano de las palabras, puede palparse en los actos diarios para mantener a raya la disparada de la moneda extranjera.