Ya declararon 16 testigos, entre ellos la víctima y su hermano, quien pagó el rescate. El hecho ocurrió en julio de 2012.
Una banda está siendo juzgada por el secuestro extorsivo de un empresario gastronómico que en 2012 fue capturado en el barrio porteño de Villa Urquiza y luego liberado en la localidad bonaerense de Martínez, luego de que los delincuentes chocaran con varios autos y dispararan contra la Policía.
Fuentes judiciales informaron a Télam que el debate está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 1 y los imputados son Pablo Javier Alvarez (33), Leonardo Javier Scarfone (26) e Iván Douglas Cuttiz (23).
En el juicio, a cargo de los jueces Martín Vazquez Acuña, Luis Salas y Alberto Huarte Petite y en el que interviene como fiscal Mónica Cuñarro, ya declararon 16 testigos entre la víctima, su hermano -que fue a pagar el rescate- y efectivos de la División Antisecuestros de la Policía Federal, entre otros.
El hecho se inició a las 19.30 del 28 de julio de 2012, cuando el empresario se disponía a ascender a su Peugeot 408, en avenida de los Constituyentes y Cullen, y fue abordado por cuatro delincuentes armados.
Como en ese momento la víctima hablaba con su hermano por celular, éste pudo escuchar que le gritaban «subí, subí» y denunció que el empresario estaba siendo víctima de algún delito.
Según los voceros, dos de los captores obligaron al hombre a subir a la parte trasera del auto, mientras sus cómplices los siguieron en un Peugeot 206.
Los delincuentes despojaron al hombre de sus dos teléfonos celulares y otros valores, tras lo cual retiraron con su tarjeta de débito 1.500 pesos de un cajero automático de un Banco Galicia.
Luego, llamaron a su hermano, le pidieron un rescate para liberarlo y le dijeron: «Si no pagás, le vamos a cortar un dedo» y «lo vamos a matar».
En las negociaciones, el hermano de la víctima acordó efectuar el pago en un puente de la autopista Panamericana, maniobra que fue monitoreada por la División Antisecuestros de la Policía Federal.
El hombre se dirigió en su Volkswagen Gol hasta Paraná y Panamericana, donde dos de los delincuentes abordaron su auto y también quisieron secuestrarlo, pero salió corriendo del vehículo y los captores huyeron en éste, a bordo del cual estaba el rescate de 20.000 pesos y unos 200 dólares que había en la guantera.
Paralelamente, los otros secuestradores mantuvieron al empresario cautivo en su auto hasta que fueron descubiertos por policías en la colectora de la autopista.
Los efectivos los siguieron hasta la calle Pelliza, en Olivos, donde los delincuentes quisieron huir, produciendo varios choques con otros vehículos detenidos en el tránsito y efectuando un disparo contra la Policía.
En la huida, los secuestradores también intentaron atropellar a uno de los policías, por lo que éste disparó contra uno de los neumáticos delanteros del Peugeot 408, que lo hizo detener a pocas cuadras.
Allí, los delincuentes abandonaron a la víctima a bordo de su vehículo y huyeron a pie.
Poco después, los pesquisas secuestraron el Peugeot 206 de los captores, que resultó ser propiedad del imputado Alvarez, mientras que el Gol del hermano de la víctima nunca fue recuperado.
Según la acusación, en el interior del auto de Alvarez se secuestró el boleto de compra venta del vehículo, curiosamente a nombre de aquel, y un revólver calibre .32 largo marca Doberman.
Los pesquisas también acreditaron que el mismo auto se vio en imágenes de cámaras de seguridad detrás del Peugeot 408 cuando ambos vehículos se detuvieron junto al banco de donde retiraron dinero.
Además, a partir de la documentación hallada en el Peugeot 206, se estableció el número de celular de Alvarez, por lo que los pesquisas analizaron los llamados y mensajes de texto del mismo.
Así, los investigadores primero ubicaron a Alvarez el día del hecho en la Capital Federal, luego cerca de donde se pagó el rescate y después en el lugar en el que se secuestró su auto.
También se estableció que tuvo comunicaciones con el celular de Cuttiz, acusado de haber estado junto a un cuarto cómplice a bordo del auto de la víctima, en el horario en el que se ultimaron los detalles para el pago del rescate.
Con el celular de Scarfone ocurrió algo similar, ya que en base al examen de la activación de las antenas, se determinó que fue coincidente en tiempo y lugar con los captores que negociaban el pago del rescate.
Fuente: Online 911