UN TANGO GRIEGO

Por Jorge R. Enríquez

 

Hace años que Grecia viene sufriendo una crisis que parece interminable. 

Ha hecho todo lo necesario para llegar a esa situación: no solo se endeudó más allá de sus posibilidades, sino que gastó de la forma más irresponsable y hasta falseó sus estadísticas. Algo que nos resulta familiar a los argentinos. Y, ahora que la crisis se ha agravado, esa familiaridad se acentúa: se ha establecido un «corralito». 

¿Cómo se llega a esta instancia? Por la negativa del gobierno griego a adoptar las medidas de austeridad que le indican la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para seguir asistiéndola financieramente. El gobierno llamó a un referéndum para que la sociedad decida si acepta o no ese plan europeo. Si el plan es rechazado, cesará la ayuda exterior y probablemente Grecia deba salir de la zona euro.

Nadie puede dudar de la complejidad de la situación. El plan europeo impondrá ajustes que la sociedad habrá de resistir; por otro lado, la salida de la zona euro traería también enormes problemas a Grecia.

Una negociación inteligente podría explorar un camino intermedio, pero para eso se requiere de seriedad y prudencia, virtudes que no parecen guiar en los últimos tiempos los pasos del gobierno heleno.  Echar la culpa de la tragedia económica de su país a los acreedores es un recurso fácil, que los argentinos conocemos bien. Solo cuando se asume cabalmente la responsabilidad por las consecuencias de los propios actos, las personas y los estados se hallan en condiciones de afrontar su superación.

Las palabras altisonantes, las bravatas, no conducen  más que a la profundización de la crisis. Es inevitable que los griegos sufran los efectos de muchos años de políticas populistas. Si se actúa con realismo y sin consignas vacías, el daño será menor.

Ojalá que sepan aprovechar los griegos las lecciones de la historia, de esa historia de deudas y gastos irresponsables a la que los argentinos hemos hecho aportes sustantivos.

En su edición del 30 de junio pasado, el diario El País de España incluye una nota de opinión de Santiago Carbó Valverde, titulada «Argentina dentro de Europa». Vale la pena (en sentido estricto) transcribir uno de sus párrafos:

«Europa queda expuesta al abismo otra vez. Fastidia mucho que algunos quieran identificar la crítica al referéndum como una traición a la  democracia. Sin el euro, Grecia va derecha a convertirse en la Argentina de Europa. Y eso que Argentina es un hermoso y admirable país, pero no parece deseable pasar por lo que allí se ha pasado desde hace casi 15 años. Primero el corralito, y luego una caída por el terraplén infinito del populismo».

En eso hemos convertido la palabra Argentina: en sinónimo de frustración, decadencia, fracaso. A eso llevó el populismo al país que era considerado a principios del siglo XX los Estados Unidos del Sur.

Viernes 03 de julio de 2015

                                                               Dr. Jorge R. Enríquez

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