Motociclistas mataron a un hombre en Bernal

Un técnico aeronáutico que había sido baleado frente a su casa de Quilmes, murió ayer después de tres días de agonía. Los investigadores del caso informaron que el crimen que terminó con su vida no fue consecuencia de un robo, sino que la pelea con los dos hombres armados se había originado en un incidente de tránsito.

El episodio tuvo lugar el viernes, cerca de las 22. El Chevrolet Meriva de Guillermo Fernández (50) dobló por la calle Vieytes y bajó la velocidad. Estaba en la puerta del garage de su casa de dos plantas en Bernal, cuando abrió la puerta del auto y recibió un disparo por la espalda. Los dos agresores, que estaban en moto, se marcharon a toda velocidad tras ver caer al hombre.

La mujer de la víctima, Mónica Monteseire (49), inmediatamente lo socorrió. Fernández fue trasladado en un primer momento a la Clínica del Niño, donde lo compensaron, y luego al Sanatorio Trinidad. Allí, fue operado en el hígado y el estómago, tras lo cual se mantuvo estable hasta ayer a la mañana.

Fuentes policiales confiaron que, según los testimonios recogidos en el barrio, la principal hipótesis es que si bien los motociclistas estaban armados y evidentemente tenían intenciones de robo, el ataque contra Fernández habría sido decidido por una mala maniobra y una posterior discusión minutos antes del fatal desenlace.

“Hubo un roce con la moto y los dos tipos volvieron 10 metros para atrás y le dispararon. Eso es lo que sabemos, el resto son especulaciones. No hay ningún indicio que nos lleve a la pista de un intento de robo. No se llevaron nada. Ni el auto, ni quisieron entrar a la casa. Si lo venían siguiendo para robarle, es muy raro que se fueran con las manos vacías”, explicó uno de los investigadores del caso.

En la zona, los vecinos se quejaron por la inseguridad y precisaron que en la plaza que hay enfrente a la casa de los Fernández “no se puede pasar de noche porque se juntan bandas de pibes”.

Fernández vivía con su mujer y dos hijas en una casa de dos plantas con frente de ladrillos. Se había mudado hacía tres años y, según los vecinos, trabajaba en Aerolíneas Argentinas.

Fuente: La Razón