Dismorfofobia: la obsesión por la apariencia propia

Una palabra extraña para una enfermedad que crece todos los días

 

Londres.- Hace dos años, la ex modelo británica Alicia Douvall hizo dos impactantes revelaciones: había gastado más de u$s 1,5 millones en tratamientos estéticos y su adicción a la cirugía se había originado en un trastorno disfórmico corporal (TDC) no diagnosticado.
Esta afección, que también se conoce como dismorfofobia, consiste en la preocupación anormal por un detalle en la apariencia.
El doctor David Veale, una eminencia en TDC, se especializó en esta área hace 20 años después de que uno de sus pacientes se suicidara por este trastorno. “Lo que queremos es examinar y diagnosticar a las personas con TDC en una etapa temprana, pues el tratamiento es más fácil antes de que todos esos pensamientos y ansiedades se ‘atrincheren’ en su mente”. Veale agrega que “el mensaje más importante es que el TDC es una enfermedad tratable”.
El tratamiento normalmente consiste en una combinación de antidepresivos y terapia cognitivo-conductual. Pero llegar a diagnosticar el trastorno y tratarlo es un proceso lento. Y durante ese tiempo, quienes sufren de TDC pueden tratar de “curar” con cirugías plásticas esas imperfecciones que perciben.
Minnie Wright, de 47 años, lleva casi toda su vida padeciendo TDC. “Los síntomas empezaron cuando tenía 11 años y era víctima de acoso escolar”, cuenta. “En buena medida era por el tamaño de mi nariz”. Agrega que se ponía maquillaje de sombra y colocaba la cabeza inclinada para evitar mostrar su perfil.
Minnie explica que quería hacerse algo. “Pero todavía era una niña. Cuando cumplí 18 años me hicieron una cirugía de nariz. En un principio me sentí mejor, pero en el fondo era infeliz. Era como mover los muebles de lugar, pero el problema seguía allí”.
Más tarde centró su fuente de infelicidad en su cabello y los síntomas la llegaron a “inmovilizar” de tal forma que contempló el suicidio.
Algunos estudios sugieren que las personas con este trastorno son más propensas al suicidio. Minnie conoció a cuatro personas con TDC que se quitaron la vida.
El doctor Veale, que trabaja para la Fundación de Trastorno Disfórmico Corporal, cuenta que un tercio de sus pacientes se ha sometido a al menos un tratamiento de cosmética. Lo más alarmante es que menos del 10% de las personas con este trastorno queda satisfecho con los resultados. Sus ansiedades suelen centrarse en otro aspecto de su apariencia, lo que algunas veces lleva a que la persona se someta a múltiples procedimientos.
Se calcula que el 15% de las personas que quieren hacerse una cirugía plástica tienen TDC.

Otras herramientas

Los psiquiatras tienen varias herramientas para identificar la dismorfofobia, pero llevan demasiado tiempo como para que las use un cirujano en su clínica.
La doctora Alex Clarke estudia los aspectos psicológicos de la cirugía plástica. Su equipo viene desarrollando un cuestionario de análisis más accesible. “Los cirujanos lo que quieren es operar. Su preocupación está en que si dicen que no, el paciente tocará la puerta de otro”, explica Clarke.
El cuestionario identifica la presencia de los síntomas clásicos de TDC y explora las expectativas del paciente. “En los últimos 15 años hemos visto cómo los cirujanos han pasado de resistirse a reconocer que estas prácticas forman parte de un servicio de calidad superior”.
Pero el problema radica en los profesionales inescrupulosos dispuestos a todo por una buena suma de dinero. Si la persona está decidida a hacerse una cirugía, por el precio adecuado puede encontrar a alguien que se la haga. Para evitar caer en manos de inescrupulosos, se recomienda buscar por certificados y credenciales oficiales.
Las prácticas negligentes pueden incluir que el paciente sea visitado primero por un vendedor, el precio bajo de una cirugía. Las ofertas por “tiempo limitado” también pueden ser señales de que se trata de un cirujano poco serio.

Los males detrás de las fotos retocadas y las selfies

Durante mucho tiempo se ha señalado a los medios de comunicación como responsables últimos de que la gente desarrolle una errada imagen corporal. A la vez, en tiempos de altísimo exhibicionismo, en los últimos dos años explotaron en las redes sociales las autofotos o selfies.
Sobre este fenómeno, un estudio reciente muestra que los jóvenes de entre 16 y 25 años dedican -en promedio, porque a veces son más insistentes- nada menos que 16 minutos y siete intentos para hacerse la selfie perfecta.
¿Esta presión para verse perfecto afecta el estado mental de la gente?
El doctor Veale no lo cree así. “Es difícil trazar una línea entre lo que es una insatisfacción del cuerpo y el TDC propiamente dicho”.
El experto explica que son las experiencias a temprana edad, como una relación pobre entre el niño y la madre o el acoso escolar, las que afectarán a la persona.
“Las presiones de los medios están allá afuera, pero sólo juegan un pequeño papel en la historia”, agrega.
Por su parte, la doctora Clarke considera que la dismorfofobia es un tema que se debe atacar en las escuelas. Y hace eje en un enfoque novedoso.
“Es necesario enseñarle a los niños educación mediática para que aprendan que todas esas imágenes retocadas no son reales. Es muy fácil ser una víctima de estas presiones si no sos lo suficientemente fuerte”.

Fuente: http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2015/6/29/dismorfofobia-la-obsesion-por-la-apariencia-propia-_257548