El próximo presidente deberá enfrentar vencimientos de deuda el año que viene. Además, deberá resolver el conflicto con los buitres que suman u$s20.000 millones. Algunos precandidatos que pelean para llegar a la Casa Rosada, analizan resolverlo con una quita del 30% o 40%.
El próximo Presidente llegará al poder con un desafío grande en la economía. Además de la inflación, el cepo al dólar y el déficit fiscal, deberá enfrentar en 2016 los vencimientos de la deuda externa que alcanzan u$s10.000 millones.
Una pesada herencia que no tiene en cuenta el conflicto judicial que se mantiene abierto en los tribunales de Nueva York del juez Thomas Griesa con tenedores de bonos que no entraron a los canjes.
Todavía hay un 7% de los bonistas que no ingresaron a las reestructuraciones de deuda de 2005 y 2010. Tienen en su poder unos u$s20.000 millones en títulos.
Los principales candidatos presidenciales ya avisaron -algunos abiertamente y otros enforma reservada a empresarios y a funcionarios en el exterior- que quieren arreglar la cuestión de los fondos buitre para volver a atraer capitales externos y conseguir que la economía vuelva a crecer.
En algunos casos, hablan de resolver el conflicto con los holdouts con una quita de la deudaque, algunos especialistas especulan entre el 30% y 40%. Si esta fuera la decisión del sucesor de Cristina Kirchner, los pagos podrían llegar a u$s25.000 millones, según varios economistas consultados por el diario La Nación.
Los analistas consultados calcularon que a este grupo se le podría formular una oferta con una quita para colocarles bonos por u$s15.000 millones (que se sumarían a los u$s10.000 millones de vencimientos regulares).
Para este año los vencimientos en dólares ascienden a unos u$s13.000 millones, y en 2017 llegarán a unos u$s10.000 millones.
La pregunta clave es si el nuevo gobierno, que arrancará además con la carga de un déficit fiscal financiero estimado por estos analistas en 6% del PBI, podrá acceder a los fondos -a los que hay que sumar los vencimientos en pesos- para afrontar los vencimientos de manera confortable.
Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando Ferreres y Asociados, dijo que «en principio no habrá problemas, pero el Gobierno debe acordar con los holdouts, lo cual implica emitir deuda, luego conseguir dinero para refinanciar el swap con China, yprobablemente se requiera colocar un bono por los dividendos atrasados de las empresasque no se han podido girar, que podría llegar ser de u$s12.000 millones». Como contrapartida, aclaró, «tendría la ventaja de que se evitaría tener que emitir dinero para financiar al Tesoro».
La economista jefa de la Fundación Capital, Gabriela Nudel, expresó que «en cualquier escenario, y cualquiera sea el próximo presidente, al tema de los holdouts hay que ponerle un punto final para poder retornar a flujos significativos de dólares como los que necesita el país». Sobre los vencimientos, afirmó que «para 2016 son relativamente manejables, mientras que los de 2017 son más abultados, porque en abril vence el Bonar X, que son más u$s7.000 millones; si se reabren las puertas de los mercados internacionales, refinanciar u$s20.000 millones no es una tarea inadmisible».
En cambio, el director de la consultora LCG, Gastón Rossi, indicó que «aun en el escenario menos favorable, el monto de los vencimientos netos en dólares totaliza 1,4% del PBI, una cifra absolutamente manejable y que el próximo gobierno podrá financiar sin inconvenientes». Sobre todo, aclaró, «si se implementa un plan antiinflacionario integral que vaya corrigiendo progresivamente los variados desequilibrios macroeconómicos que dejará la gestión kirchnerista».
También el economista jefe de Econométrica, Ramiro Castiñeira, dijo que «el desendeudamiento es el principal activo que tiene la Argentina, junto con Vaca Muerta e YPF; la Argentina pagará el año próximo 2% del PBI en servicios de la deuda, aun acordando con los fondos buitre. Sólo Chile tiene necesidades de financiamiento tan bajas para pagar la deuda pública». Para Castiñeira, al menos en el corto plazo «la deuda pública dejó de ser un problema, pero volvió el déficit fiscal primario a niveles preocupantes: este año cerrará en más de 5% del PBI».
Más allá de las cifras, los economistas opinaron que llegar a un acuerdo con los holdouts no será sencillo. Rossi dijo que «es muy importante encontrar una solución integral al problema, ya que es la única forma para que la Argentina pueda volver a endeudarse a una tasa razonable; pero como es importante pero no urgente, en términos de plazos, seis meses parece ser un lapso razonable para que las negociaciones puedan llegar a un arreglo».
En la misma sintonía, Nudel afirmó: «No creo que sea fácil, pero tampoco imposible. Hay que tener voluntad de negociar, y eso no significa ceder posiciones, sino crear un clima de diálogo que hasta ahora no prosperó».
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