En Mendoza, detuvieron a un chico de 16 años sospechado de haberle disparado a otro de 17, que no puede hablar ni comer desde el ataque
Agustín Nicolás Bustos, un chico de la localidad de Guaymallén, Mendoza, quedó inhabilitado para hablar y comer de por vida, por un diparo en el mentón. Como estaba sentado, la bala le atravesó la tráquea y los pulmones, por lo que quedó gravemente herido y entró en coma.
A los 40 días, el chico despertó y escribió en una pizarra el nombre de su presunto agresor, que quedó detenido ayer por la policía, informó Sitioandino.com
El «Gordo Pavo» tiene 16 años. Su padre fue asesinado y su hermano está preso. Su detención desnudó una historia de enfrentamientos entre pandillas de jóvenes del barrio Pascual Lauriente, quienes se hacen llamar «Los casi 300» -por la película- y jóvenes que viven en la Villa Graciela.
«Los enfrentamientos son diarios», confiaron fuentes judiciales y la propia madre de la víctima, admitió que unos días antes, allegados a su hijo habían intentado balear al «Gordo Pavo» y los suyos.
La policía mendocina cree que el chico detenido, de 16 años, no actuó solo y buscan a los 2 o 3 chicos que habrían estado con él aquel 8 de mayo, cuando en la esquina de en Tupac Amaru y Bebedero de Rodeo de la Cruz, Agustín Nicolás Bustos fue baleado, para despertar del coma recién el 17 de junio…
Fuente: La Nación