Las obras en el centro educativo benefician a casi 50 mil estudiantes e incluyen una rotonda de acceso, luminarias LED y mejoras en las veredas. Más adelante la UBA estrenará una playa de estacionamiento.
A partir de esta semana, los casi 50 mil estudiantes que concurren a Ciudad Universitaria se encontrarán con un entorno renovado, con nuevas paradas de colectivo, mejoras en las veredas y ciclovías.
Luego de padecer las obras desde principios de año, que impedían el ingreso de los colectivos al predio, ahora los alumnos pueden llegar hasta cada uno de los pabellones con el colectivo o la bicicleta.
“Esperábamos que habilitaran las nuevas paradas porque, mientras tanto, teníamos que caminar casi cinco cuadras hasta el pabellón 3. Inclusive había días que iba con la maqueta y se hacía imposible, sobre todo por el viento y el frío”, dice Matías (25 años), que estudia Arquitectura. En tanto, Leonel (19), que este año empezó el CBC, apuesta al uso de la bicicleta: “Me gusta manejarme en bici, pero siempre y cuando haya bicisendas en buen estado, así te sentís más seguro”.
Las obras habilitadas incluyen refugios techados para esperar el colectivo, una rotonda de acceso y luminarias LED, que duran más y consumen menos energía. Además, se refaccionaron aceras, calzadas y desagües pluviales de la zona. Al mismo tiempo, se pusieron en valor los espacios verdes y recreativos del predio, gracias a la ampliación de la parquización.
En una segunda etapa, la Universidad de Buenos Aires terminará de construir una playa de estacionamiento, mejorar las ya existentes e instalar el nuevo edificio del servicio de regulación de colectivos, que tiene características similares a las del Metrobús y que será utilizado por unas diez líneas.
Los pabellones se construyeron entre fines de los 60 y principios de los 70. Según la UBA, la población de estudiantes es de casi 45.000 personas; además trabajan 1.000 docentes y otros 800 empleados. Este plan integral es el primero que se realiza en el lugar e incluye el mantenimiento de la Reserva Ecológica Costanera Norte.
Fuente: La Razón