La muerte de un vecino de 71 años motivó una manifestación de 2000 vecinos, que exigen justicia y seguridad; en lo que va de junio se superó el promedio de robos de la ciudad
BALCARCE.- «El asador del pueblo», le decían a Alfredo «el Negro» Aguirre, que a los 71 años tenía bien ganado el reconocimiento popular por las 500 vaquillonas con cuero que había preparado a la leña, aquí y en la zona. Su muerte, en medio de una discusión con un vecino que le pedía dinero, encendió las quejas de una comunidad a la que el delito le ha empezado a dejar marcas cada vez más profundas.
La reciente movilización con más de 2000 participantes organizada para pedir justicia por el caso Aguirre sirvió además para reclamar por el incremento de robos violentos y a mano armada, que en el distrito eran casi una excepción hasta hace muy poco tiempo.
El reciente ataque a un hombre de 84 años en un campo no muy alejado del casco urbano, el asalto que tuvo como víctima al propietario de una inmobiliaria situada frente a la plaza principal y otros hechos inquietan a quienes aquí se resisten a perder su histórica tranquilidad.
«El promedio que tenemos en Balcarce es de dos robos a mano armada por mes», comentó a LA NACION el fiscal Rodolfo Moure, que atiende este distrito, Mar Chiquita y General Alvarado. Durante la primera quincena de este mes ya se superó esa marca, con el agravante de episodios en los que los delincuentes, armados y a cara descubierta, maniataron y golpearon a sus víctimas.
Más de 20 años lleva Raúl Andrés con su inmobiliaria, en diagonal al Museo Fangio, y la semana pasada sufrió el primer robo. Antes de las 13, dos supuestos clientes lo redujeron cuando estaba en la oficina. Pidieron por una caja fuerte que no existe y se conformaron con dinero que encontraron en un escritorio. «Creés que nunca te va a pasar», reconoce la víctima, que sólo intentó mantener calma. Lo dejaron encerrado en una pequeña dependencia y cuando creía que ya se habían ido los asaltantes volvieron. «Pensé que no era para darme un beso», contó al recordar ese momento, en el que entrevió un peor final. Pero sólo habían regresado por su billetera. Y se fueron.
DELINCUENTES DE PASO
En una ciudad donde todos se conocen aunque sea de vista, tanto los que viven en el área urbana como la gente de campo que pasa seguido por estas calles, todo indicaría que estos ladrones que actúan a cara descubierta no son del distrito. «Este perfil de violencia no es propio del lugar», resalta el fiscal Moure.
La sufrió Domingo Orofino, de 84 años, en su casa de campo que está a unos cinco kilómetros del centro de Balcarce. En este caso los dos asaltantes actuaron encapuchados. Lo ataron de pies y manos con cables de plancha y radio. Entonces se dedicaron a revisar el inmueble, donde encontraron unos 90.000 pesos. «Me decían que no me moviera porque me matarían», relató el hombre, que se pudo librar de las ataduras cuando llegó su hermano, Andrés.
A estos robos hay que sumarles los casos de viviendas desvalijadas, hurtos y también el fenómeno migratorio, con nuevos residentes que ocupan casas vacías y no tienen trabajo. En las últimas horas les tocó a obras de fondos de Procrear.
El distrito sumó a la delegación de la Jefatura Departamental más dependencias y personal específicos, como una Comisaría de la Mujer, DDI y Narcotráfico. Una autoridad enumera estas buenas nuevas y deja una conclusión contundente: «Está demostrado que la saturación policial no impide el delito», afirmó.
EXTORSIÓN Y ALGO MÁS
«#NiunAguirremenos» se leía en los carteles con los que los vecinos, preocupados por el brutal asalto a Orofino y la confusa muerte del asador y responsable de mantenimiento del Club de Pato local, llevaban a las calles de esta ciudad su demanda de justicia y seguridad.
Por la muerte de Aguirre quedó detenido Carlos Mercado, de 23 años, al que se le imputan los delitos de homicidio en concurso real con extorsión. Permanece alojado en la Unidad Penal 44, de Batán.
Mercado recurría con frecuencia a Aguirre para que lo ayudara con dinero. Casi siempre recibía algún billete. En la última oportunidad la respuesta habría sido negativa. «Ya le había dado sus últimos 30 pesos», destacó José Luis Pereira, sobrino de la víctima. Entonces se generó una discusión que terminó con Aguirre tirado en el piso, frente a la entrada de su propia casa. Tenía un golpe en la cabeza, aunque la autopsia determinó que su muerte fue por un paro cardíaco.
Horas después, los vecinos fueron en busca del imputado y trataron de incendiarle la vivienda. Su familia tuvo que mudarse.
Esta reacción implicó una pronta respuesta policial y el arribo de refuerzos; hay guardias especiales en la casa de Aguirre y en torno a la familia Mercado. La tensión social está en niveles pico. Y tras la pueblada de Monte Hermoso, con vecinos que destrozaron la comisaría y edificios públicos y lincharon a un sospechoso del crimen de Katherine Moscoso, las autoridades no quieren que aquí esa historia tenga un nuevo y dramático capítulo.
OTRO CASO RESONANTE
El último caso resonante en Balcarce fue el asesinato de Melina Briz, de 18 años, por el que en abril último el albañil Ariel Troncoso fue condenado a 18 años de cárcel. La chica fue violada y estrangulada; su cuerpo, tapado con cal, apareció al costado de un camino en Mechongué, en febrero de 2012. El caso tuvo ribetes escandalosos: incluso una confesión inicial de Troncoso fue anulada por la Justicia, que consideró que había sido «coaccionado» por la policía..
Fuente: La Nación