La Compañía Teatral El Nudo acierta con la decisión de revisitar una de las obras emblemas que el grupo independiente con 17 años de actividad estrenó en 2011, ya que la frenética puesta que los fines de semana puede apreciarse en la sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación, es una demostración de las posibilidades expresivas del arte titiritero.
Sobre una estructura de teatro negro desplegada en tres diferentes planos y el uso de títeres de varilla y de guante, además de logrados objetos, la pieza presentada como un primer acercamiento del niño al teatro, cuenta el viaje de la oveja Pelusa detrás de un esquivo ovillo de lana, a partir de un texto de Mariana Trajtenberg, con dirección y puesta en escena de Nelly Scarpitto.
Y aunque la travesía recorre todo el cuento, son las estaciones de ese andarlas que convierten a «Un ovillo…» en una aventura fascinante donde ritmo y delirio coquetean con el vértigo de la modernidad a partir de herramientas sensibles.
La persecución del ovillo por parte de Pelusa la lleva hasta una abuela tejedora, después llega a la cocina de una intensa hacedora de panqueques, enseguida arriba al cuarto de un niño que divaga entre libros y juegos, sigue por la ducha de un hombre con cañerías esquivas y se eleva por los caprichosos pliegues de ropas colgadas de unas sogas en la terraza.
Y cada cuadro es una pequeña obra escenográfica y musical en sí misma con precisos y preciosos detalles en cada elemento (diseñado y realizado por Alejandra Alonso, María Alonso y El Nudo) y con un despliegue sonoro que abreva en las rítmicas latinoamericanas a partir de efectivas y originales canciones (creadas por José Ríos y Federico Palmero).
Los senderos de lana, las coreografías que surcan mares y cielos y convocan a otras criaturas y personajes, completan un tránsito tan febril como atractivo que, apoyado en el impecable diseño de iluminación de Sebastián Ochoa, celebra al vasto mundo que propone el títere y encuentra eco en una platea risueña y fascinada.
Y esa magia se alcanza, también, por el descomunal trabajo de un elenco que reúne a la autora Trajtenberg con Daniel Scarpitto, Claudia Villalba, Julieta Alessi y Julieta Grinspan.
La obra, con un final imprevisible que fundamenta el incesante andar del ovillo, se ofrece los sábados y domingos a las 16 en la sala Tuñón del espacio cultural ubicado en Av. Corrientes 1543, Capital
Fuente: www.telam.com.ar